Capítulo 2

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Me despierto en mi amplia cama, situada en el centro de la blanca habitación, colocada a la izquierda de la puerta de roble color caoba brillante, a mi derecha, está la puerta del vestidor y enfrente una gran ventana por la cual entra una brillante luz que me era muy molesta teniendo en cuenta que el alcohol de ayer está empezando a pasarme factura. Me estiró a la vez que bostezo entrecerrando un poco los ojos irritados por la luz arrepintiéndome por no haber bajado del todo la persiana la noche anterior. Me incorporó apoyando mi espalda contra el blanco cabecero de espuma. Después de una ducha con agua muy caliente como a mí me gusta me despeje,  aunque ya me duche la noche anterior intentando eliminar cualquier rastro de la noche que tuve, me vuelvo a lavar el pelo. Bajo abajo a la cocina a desayunar, me preparo unas tortitas y un café, se me antojaba algo dulce. Después de desayunar y tomarme una pastilla para el dolor de cabeza empecé a limpiar la cocina cuando sonó el telefonillo, con gran pereza y desganada me arrastre hasta la puerta sabiendo ya quién era la persona que me iba a encontrar ante la cámara y vi a mi amiga parada ante la puerta con una gran sonrisa como si la noche anterior no se la hubiese pasado de fiesta. No hizo falta que presionará el botón para dejarla entrar ya que lo hizo el portero por mí, la conocía desde que me mudé aquí así que sabe que la puede dejar entrar aunque yo no esté en casa. Le abrí la puerta principal y entra como un remolino.

-Buenas buenas perra- me agarra de los hombros y me conduce a la cocina cerrando la puerta con su pie, me dejó detrás de la isleta y se dirigió a la nevera. 

- Veo que has dormido bien- dije con ironía.

Me lanzó una mirada cansada y dijo -Si yo te contará.

Mientras ella comía la miré fijamente analizando cada una de sus acciones para descifrar qué le pasó la noche anterior. Veo un chupetón en el borde del cuello de la camisa que lleva intentando ocultarlo, sus ojeras de no haber pegado ojo anoche y con una fuerte voz que la hizo saltar de su sitio solté.

-¿Qué os pasó anoche?-ella sabía a lo que me refería, su ex-novio y actual hermanastro.
La vi que quiso intentar evadir el tema sacando otro pero se calló a sí misma antes de empezar, si hubiese cambiado de tema la hubiese respetado, eso quiere decir que está cansada y no quiere hablar del tema, pero no lo hizo empezó a hablar y hablar como si no hubiese un mañana mientras se le resbalaban lágrimas por los ojos.

-Joder habíamos quedado en que cada uno iba a tomar su camino yo le quería de verdad y me jodió y yo le jodí por joderme y eso en una relación sana no hubiese pasado, lo nuestro era toxicidad, había muchos celos, desconfianza. Cuando entré ayer a casa y lo vi en medio de la cocina realmente me puse nerviosa, no sabía hacia qué lado mirar para no sentir esa incomodidad, pero a pesar de ello no paré de caminar sintiendo su enojada mirada puesta directamente en mi como si la razón de su enfado fuese yo. No lo culpo, los dos sabemos que en parte es así, yo fui la culpable de nuestra ruptura, no quería que lo nuestro acabara aunque tuvo que ser así, no era bueno para mi, me hacía mucho daño y además nuestros padres se casaron. 
Ninguno se paró o se desvió de su camino hasta que estuvimos el uno enfrente del otro mirándonos a los ojos. Conocía esa mirada mejor que nadie, al fin y al cabo yo soy una de las personas que mejor le conoce, compartimos momentos desde pequeños, reímos, jugamos , nos peleamos, discutimos, nos reconciliamos, nos besos, follamos, éramos felices, pero todo eso llegó a su fin cuando los dos decidimos cambiar.
Realmente yo le quería mucho, pero en el momento que pasamos de ser solo él y yo a ser él, yo y sus amantes todo se jodió, todo cambió. Yo ya no necesitaba de él, me enamoré de él?, Sí, como una gilipollas, pero eso no cambia sus acciones así que me aleje de tal manera que ni siquiera yo misma me di cuenta. Realmente le quería pero lo nuestro ya no funcionaba. Sabes que es lo peor?  Ayer nos volvimos a acostar, joder de verdad que yo no quería te lo juro, pero me moría de ganas de estar con él, lo echaba de menos y sé que el a mi también. Lo de ayer no fue solo sexo ni para el ni para mí, había melancolía, tristeza, arrepentimiento y en el fondo aun que los dos lo queramos negar había una despedida escondida detrás de esos besos.-Se le quebró la voz y empezó a llorar y olor me calle y la escuché con atención y la abrazo para que sepa que estoy para ella en todo momento, cuando se tranquilizó le limpie las mejillas con la manga de mi sudadera.

-Cariño quieres tortitas? He hecho antes y he hecho de más porque sabía que ibas a venir, ¿Les hecho sirope o chocolate de avellana?

Se le escapó una risita tonta mientras se secaba bien la cara.

-Chocolate de avellana y sirope de frutos del bosque.- Bufa con una media sonrisa.

-Lo que mande la señora.-  Le digo en broma para animarla.

Después de pasar toda la tarde en mi casa decidimos quedar con los chicos que nos habían invitado a un local nuevo y como no ahí estábamos . 

Las luces de colores alumbran la parte baja de la discoteca donde esta todo el mundo mientras que nosotros estamos arriba en la zona vip, la zona más oscura del local. En unos sofás que rodean una mesa llena de botella y copas. Ya era más de media noche dado que el local estaba hasta arriba de gente, cansada de estar sentada decidí ir a bailar.

-A donde vas?- Mateo dice muy alto para que lo escuche encima de la música. 

-Voy a bailar.

-Val ten cuidado.

-Siempre- digo con una sonrisa en los labios, miro a todos mis amigos riéndose y bebiendo, me gire sobre mis talones y baje al centro de la pista para bailar, antes de ir ahí decidí tomar un trago así que fui directa a la barra después de que los guardarías al pie de las escaleras me dejaran pasar. 

-Un chupito- le digo al guapo camarero que hay detrás de la barra, sus ojos suben y bajan por todo mi cuerpo y le veo fijar sus ojos en en escote que llevo, cuando sus ojos llegan a los míos le muestro una sonrisa que me devuelve. Me bebo el trago de golpe y dejo un billete en la barra.

-Quédate el cambio, nos vemos luego.- digo con una gran sonrisa y se que lo tengo hechizado. Me giro y se que sus ojos están puestos en mi trasero. 

Me abro paso entre la multitud hasta llegar al centro de la pista  y me pongo a bailar hasta que siento unas manos en mi cintura, un chico alto rubio y ojos verdes, un chico muy atractivo, bailo con el hasta que ya no siento mas los pies así que decido subir con el resto. 

-A donde vas preciosa?- me dice al oído el rubio.

-Ya me e divertido por ahora así que me voy- lo dejo ahí en medio de la pista ojiabierto sin entender nada, pero así soy yo, yo decido con quien divertirme, con quien estar nadie me manda soy mas fuerte de lo que parezco por eso mi padre me puso al mando de sus negocios, por eso me dejo venir hasta España a estudiar lo que yo quería. 

Antes de dirigirme donde el resto fui al baño, pero al vip ya que el de abajo se que desastre me voy a encontrar. Antes de  llegar al fondo de la planta de arriba pase por la puerta que da a la "zona blanca". Es una zona oscura separada por cortinas blancas donde la gente va ahí a hacer sus privacidades.  Pase de largo hasta llegar al baño al acabar  volví donde el resto antes de volver a cruzar la anterior puesta vi a una figura familiar entrar de la mano con una rubia, la gran figura gira su cabeza hasta que nuestros ojos quedan perfectamente vinculados con los miso. Reconozco esos pozos oscuros en cualquier lugar a pesar de solo haberlos visto una vez. No me detengo a pesar de que lo quiero hacer para analizarlo, me alejo de él   hasta darle la espalada, giró la cabeza y encuentro sus ojos conectados con los míos.

TU PERFUME EN MI PIEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora