Prólogo

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—¿Quién dijo que me junto con un inútil zorro?—exclamó con ira.

Suigetsu se limitó a encogerse de hombros. No le interesaba en lo absoluto, toda su concentración iba para aquella enorme arma que se situaba a un costado de ellos. ¿Para qué la necesitaba? Se excusaba con el argumento típico de unos lobos deseosos por tener un artefacto de alto calibre —se la merecía repetía en su cabeza— explicaba que, debía tener un arma digna para traer a su manada una exquisita comida. Agregaba también que sus amigos necesitaban una, claro está que los lobos cazan por grupos, más fácil de tener un alimento cada día si tienes un buen líder —como él ¿cierto?—.

—¿Cómo conseguiste esta espada?—preguntó el peliblanco desviando el tema, haciendo que Sasuke empezará a perder la paciencia.

—Deja de mirar la maldita espada y presta atención a lo que te pregunto.—irritado se interpone en la vista de Suigetsu ocasionando que este lo mire con un poco de molestia.

—No lo sé.—respondió—. Me encontraba caminando cuando escuché de pasada que te habían visto con un zorro en luna llena. Por eso vine y te llame, para que supieras de eso. Ahora, déjame probar esta belleza. —explicó para luego tomar el arma y juguetear un poco con ella.

El pelinegro simplemente lo dejo ir, no tenia ganas de seguir lidiando con él, y más cuidarse de no salir sin un brazo o mucho peor: muerto, decapitado por un idiota. Se sentó en una caja de madera y recargó su espalda contra la pared con enfado, posó su mano en su frente y suspiró.

Sasuke Uchiha provenía de una manada de alta distinción, una gran influencia y claro está, a los mejores cazadores del territorio. Regar tal rumor no solo lo perjudica a él sino también a su manada.

¿Por qué tanto alboroto por un simple zorro?

Los lobos han tenido la característica de ser posesivos y dominantes. "Si desean algo, lo obtienen." Uno de los lemas que destacan en la lista. Y los zorros, aunque solitarios. También desean dominar una parte del territorio. Por esto la riña entre estos ha sido más frecuente.

—Maldición. —insulta intentando encontrar una solución a todo este problemón. Masajea sus cienes, tal vez así podrá encajar una pieza y su cerebro procese un plan para escapar de los estresantes insultos de su padre, la mirada perdida de su madre ¿Y de su hermano? De él esperaba compresión, eso lo aliviaba un poco.

Realmente no se sentía arrepentido, ni en lo más mínimo, después de todo él quería reunirse con un inútil zorro.

Un Inútil ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora