Capitulo 5

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 —¿A esto te referías con enseñarme acerca de una cita? —pregunta Ethan observando detalladamente el bosque al cual lo había traído, hacia un calor horrendo y lo mejor es estar al aire libre ¿no? Ethan estaba en pantalón, ¿Quién carajos viste con un pantalón con un abundante calor?, este también llevaba una camisa apegada a su cuerpo que marcaba sus músculos, acompañado de una chaqueta, la cual quería arrancársela y ver más de cerca a esos pecto . . . el calor está afectando seriamente mi cabeza. Por otro lado, yo me encuentro con un short y una blusa blanca de tirantes.

—Si señor, ¿Qué pensabas?, ¿Qué te llevaría a un lujoso restaurante?, claro que no. Nada es mejor que una salida al aire libre —digo acomodando la frazada en el suelo, había traído una cesta con comida, la cual la coloqué encima de la sabana ya acomodada, sentía la penetrante mirada de Ethan observando todo el proceso que hacia sin ayudarme en alguna sola cosa.

—¿Podrías dejar de verme como un idiota y venir ayudarme? —este se rio acercándose a mí, acomodó la cesta con comida y se sentó al frente mío mientras yo intentaba cubrirnos con las hojas de los arboles. Esto es un bosque bastante grande, y el sol abundaba como nunca, por eso acomodé las hojas dando un poco de sombra.

—Bien, ¿ahora que prosigue?

—No lo sé. ¿Y si me hablas de ti? —asintió con una sonrisa de punta a punta.

—Eres muy curiosa —esta vez la que sonrió fui yo —Acepto, ¿por donde empezamos?, Pues mi nombre es Ethan mi apellido Evans, nací en California pero ahora vivo en Washington, mi color favorito es el rojo, vivo con mi padre en una inmensa mansión que el mismo construyó con mi madre hace varios años, no tengo amigos, soy pésimo en todas las materias, traigo locas a las chicas —me reí al notar su ego masculino —Pero la verdad, es que ninguna de esas me llaman la atención, y eso es todo —finalizó —Ahora tu turno.

—Pues, ¿Qué puedo decir?, a mis doce años fue testigo del asesinato de mis padres cuando dos hombres enmascarados les dispararon con un arma, desde aquel día la sangre me da escalofríos, vivo con mi hermana de veintitrés años, ambas nacimos en Washington, mi color favorito es el verde, amo leer y me imagino estar en todos esas historias, tengo una grave obsesión con el anime, de igual manera no tengo amigos, no hay chicos que me pretendan, si te digo que jamás me he enamorado te estaría mintiendo. A mis diecisiete años conocí a Taylor y este rompió en mil pedazos mi corazón. En fin, creo que eso era todo.

—Vaya, ¿de verdad de enamoraste de Taylor?

—Solo pensar en eso un escalofrió recorre mi cuerpo, esos días en los cuales fueron pesadillas para mi, al principio fue difícil intentar poder olvidarme de él, pero con el tiempo ya ni de su nombre recordaba.

—¿Lograste olvidarte de el?

—No es fácil olvidarse de alguien de la noche a la mañana, aún peor si la recordabas todos los días. No te voy a mentir, ayer que lo vi mi corazón latía demasiado fuerte, pareciera que estaría apunto de salirse, mis emociones se confundían, estaba enojada por verlo aparecer después de tanto tiempo, pero . . . ¡Joder!, esto es una mierda —gruñí.

—Tranquila, si deseas ya no sigas hablando. Te contaría de mis amoríos, pero desgraciadamente no he tenido alguno, aunque a mis catorce años conocí a una chica, era hermosa, muy amable y conocía todo acerca de mi, lamentablemente tuve que mudarme y no la volví a ver.

—Ya veo, Ethan Evans logró enamorarse —sonreí por lo bajo.

—¡Yo no he dicho eso!, solo dije que era bonita y amable, eso no es haberme enamorado de ella.

—Claro que lo es, le contaste todo acerca de tui a esa chica, te sentías libre de expresarte, podrías llorar, reír, y sonrojarte delante de ella sin vergüenza alguna, si eso no es enamorarte, no sé que será.

Química IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora