Capitulo 4

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—¡Mamá! —grité desesperada viendo a los dos hombres enmascarados apuntando a mis padres con un arma.

Era un día normal, mi familia y yo habíamos salido a dar un recorrido a la ciudad, ya que recién nos habíamos mudado por la empresa de mis padres. Todo estaba bien hasta cuando dos sujetos nos intervienen, sacan bruscamente a mis padres del auto y apuntan el arma en su cabeza, jugaban haciéndonos sufrir a mi hermana y a mi con querer apretar el gatillo y no volver a ver a mis padres. Yo con tan solo doce años de edad, esperaba que lo peor pasara.

—¡Papá! —se escuchaban nuestros gritos, dos personas nos sujetaron de atrás mientras nosotras intentábamos zafarnos de su agarre.

—¡No!

No mamá, Papá.

Dos disparo.

Dos gritos.

Mucha sangre corriendo por el suelo.

Dos cuerpos sin vida.

Dos llantos sin fin.

—¡No! —grité levantándome de la atormentada pesadilla, esa pesadilla que no le he contado a nadie, excepto a mi hermana, la cual me escucha todos las noches. Estaba sudada y jadeando, todas las noches ocurría esto, la pesadilla, y después venia una ducha, una ducha con una buena agua fría que me permite dormir cómoda.

—Emma, ¿Estás bien?, ¿Otra vez la misma pesadilla? —pregunta mi hermana entrando a mi habitación, de seguro no la dejo dormir todos los días por mis desagradables gritos, lamento tanto despertarla, sabiendo que mañana debe levantarse temprano e ir a trabajar. Pero esas pesadillas es algo que no lo puedo evitar, desearía poder controlarlas, pero no puedo hacerlo, no lo consigo.

—Lo siento si te desperté.

—Tranquila, ya estoy acostumbrada —asiente sonriente, intento copiar su gesto pero solo conseguí hacer una mueca.

—¿Aún no olvidas esa noche, no? —asentí cabizbajo.

Cada vez que cierro los ojos recuerdo ese día, esa noche marco mi vida, esa noche se llevaron a mis padres, las personas que amaba con todo mi ser, ¿Quién olvidaría el día del asesinato de sus padres?, aún peor, con tan solo doce años observando obligadamente esa escena.

—Ven —estiró sus brazos, me acerqué a ella y lloré contra su pecho, su muerte es algo que aún no logro superarlo, cada vez que lo recuerdo quiero gritar por todas partes, maldecir a esos sujetos y llorar sin fin. Hundirme en un lugar sin salida.

—Los extraño —susurré contra su pecho.

—Yo igual.

—Ellos no merecían morir de esa manera. No se lo merecían, ellos . . . —no logré terminar ya que mi voz no salía, las lágrimas caían sin cesar, mi voz se quebraba.

—Shh, ya no digas nada. Recuerda que ellos están con nosotras, nos están observando desde algún lugar del azul cielo —habló Lily sobando mi cabeza delicadamente, sé que a ella también le duele que hayan fallecido, y también tiene recuerdos de aquella noche, solo que ella se hace la fuerte para verme mejor, muchas veces me ha dicho que ocultar todas sus emociones la derrumbaban, ocultar todo ese dolor la está matando, pero tiene que fingir que no sucede nada para yo sentirme mejor, cosa que aún no lo consigo, todo su esfuerzo está siendo en vano.

.

.

.

Abrí mis ojos gracias a los rayos del sol que entraban por mi ventana, ¡Maldición!, ayer olvidé cerrarla, todos las hojas del árbol del jardín entraban por esta y ensuciaban mi habitación, cosa que después tendré que limpiar. Ayer en la madrugada mi hermana vino, esas pesadillas me persiguen desde los doce años, nada volvió a ser igual, un miedo vino consigo, haciendo que temiera a la sangre.

Química IrresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora