CAPITULO 8

5.3K 268 48
                                    

- Y ¿quieres ir a mi habitación? – pregunto la cobriza, a la salida de la clase de poción

- A tu habitación – balbuceo la menor

- Ya sabes – tartamudeo – para empezar el trabajo, si prefieres en el tuyo o en la biblioteca – balbuceo

- No está bien, en la tuya – termino aceptando la menor, en silencio se dirigieron al cuarto de la mayor, agradeciendo que ya habían terminado con sus clases ese día.

- ¿Quieres descansar un poco o empezamos? – pregunto la mayor al entrar

- Como quieras – la menor respondió

- ¿Que quieres tu? – preguntó de vuelta la mayor

- Lo que decidas está bien – balbuceo la castaña

- ¿No vamos a llegar a ningún lado, verdad?– pregunto a la menor, la cual negó riendo – okey ... descansemos unos diez minutos y empezamos, te parece – pregunto, la castaña volvió a asentir, la cobriza suspiro al tirarse a la cama, al ver parada aun a la sifón golpeo a su lado – recuéstate un rato Jos – invito, la menor sonrojada se recostó a su lado, la cobriza se movió de tal forma que quedo mirando a la menor – Jos – la llamo, a lo cual la nombrada la miro.

- Dime – susurro bajito

- ¿Porque nunca me dijiste sobre aquella noche? – pregunto la tribrida, no dejaba de preguntárselo, al igual de por qué lo hicieron si apenas hablaban – ¿porque me ayudaron? – volvió a preguntar, sin dejar de mirarla

- No era fácil hablarte sabes, eras intimidante, eres intimidante – corrigió – y en ese entonces apenas hablábamos, y era difícil hablar contigo sin saber que decir, o las palabras correctas – sin dejar de mirarla a los ojos – nunca pude hacerlo – admitió – pude perder a personas, pero era pequeña para recordarlo, en cambio tú, perdiste a tus padres, a una edad que los necesitabas – al ver los ojos brillosos de la mayor se detuvo - si quieres me detengo – pregunto

- No – negó la cobriza – sigue

- Entonces te convertiste en la chica solitaria más de lo que eras, y construiste muros, altos muros – admitió – solo hablabas con papá, y cuando no estabas con él o en clases, estabas en tu habitación, cuando volviste papá nos contó, para que estuviéramos atenta a ti, en caso de cualquier cosa, al principio Lizzie se negó, decía porque no era tu amiga, pero cedió, te notábamos triste, decaída – dándole una sonrisa triste, sin dejar de mirarla –

*Recuerdo la vez que pasamos fuera de tu cuarto, escuchamos como gritabas, asique le dijimos a papá, el admitió que tus tíos no llamaban tanto como te gustaría, que te sentías sola, unos días después, tuviste ese ataque de pánico, jamás te escuche gritar así, al escuchar que no parabas nos levantamos corriendo y fuimos a verte, solo atine a abrazarte, y le grite a Lizzie que fuera por papá, mientras iba, solo me dedique a abrazarte a tratar de calmarte, cuando llego me trate de levantar pero me tenías agarrada del pijama, decidí quedarme un rato más, hasta que me soltaste, papá nos mandó a nuestra habitación, no quería dejarte sola, nos fuimos, pero antes bajamos a la oficina, no nos importó la hora, buscamos el número de tu tía y llamamos, no la deje hablar y solo le dije lo que pensaba – la menor vio unas lágrimas en el rostro de la cobriza, con su pulgar se las saco, la atrajo a su cuerpo abrazándola, la mayor escondió su cabeza en el cuello de la castaña, la cual sintió las lágrimas que soltaba Hope, con una de sus manos, peino suavemente el pelo de la cobriza, sintió como se relajaba en sus brazos, y supo en ese momento, que daría todo para cuidar a la mayor, que no soltaría su mano, que estaría siempre que lo necesitara, que lucharía a su lado, cada batalla contra cada enemigo y contra cada monstruo, siempre estará para ti pensó Josie, aunque quisiera estar allí siendo más que una amiga admitió para ella la menor.

Siempre Fuiste TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora