El Conejo y la Hada

Capítulo 2- Deseo Inquebrantable

En el capítulo anterior Bell casi muere a manos de un minotauro pero logra salir con vida debido a que no quería morir tan pronto y logra herirlo para salir huyendo.

Al día siguiente mientras se encontraba de camino al calabozo conoce a una chica que trabaja en un bar y mientras hablan logra ver a una elfa que también trabaja en el mismo bar, pero sin pensarlo se enamoró de ella a primera vista.

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Bell se encontraba de camino al calabozo con una gran sonrisa en su rostro luego de haber terminado de hablar con Syr y recordar que iría en la noche al bar en el que trabaja ella y la hermosa elfo de la que se había enamorado a primera vista.

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Unas cuantas horas habían pasado desde que Bell llegó al calabozo y esta vez se encontraba en el piso 2 haciendo caso a las indicaciones de Eina ya que no quería volver a encontrarse con otro minotauro y casi morir.

Esta vez se encontraba matando kobolds que se mantenían en pequeños grupos de 4 o solos.

Bell: *esquiva un ataque y clava su daga en el pecho del monstruo* A este ritmo nunca podre hacerme más fuerte y poder estar a su lado.

Bell se pone a recoger las piedras de los monstruos y unas uñas que habían dejado como ítems.

Bell: Al menos con esto podré tener dinero suficiente para ir a cenar al bar.

Una vez que recoge todo sigue avanzando por el piso buscando más monstruos con los que enfrentarse y seguir juntando piedras.

Una hora después.

Bell se encontraba al final del piso 2 luego de haber perseguido un pequeño grupo de monstruos y matarlos.

Bell: *mira las gradas para bajar al piso 3* Si vuelvo a desobedecer las indicaciones de Eina-san no me dejará venir al calabozo en un tiempo... pero necesito hacerme más fuerte. Lo siento mucho Eina-san.

Bell empieza a bajar para llegar al tercer piso y encontrarse con unos ''dungeon lizard'' y atacarlos por sorpresa para así matarlos rápidamente.

Bell: Creo que podré estar bien en este piso si no me distraigo en  ningún momento.

Empieza a caminar por el piso atacando por sorpresa a los monstruos y así evitando ser herido.

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Habían pasado ya 4 horas y Bell se encontraba saliendo del calabozo con una pequeña bolsa llena de piedras mágicas e ítems de monstruos que había matado.

Bell: Espero poder conseguir bastantes varis para poder ir a cenar y gastar bastante para verla más tiempo *sonríe*.

Al recordar a la hermosa elfo que trabajaba en el bar sentía como sus mejillas se calentaban y se ponían levemente enrojecidas.

Se encontraba de camino al gremio para intercambiar lo que había recolectado y decirle todo lo que pasó a su asesora Eina.

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Bell ya se encontraba afuera del gremio y estaba caminando hacia adentro cuando mira que Eina estaba con unos folletos en sus brazos caminando de un lado a otro.