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⸺ 26 años
La normalidad no es para nuestras familia.


—¡Papá! —gritó Adam. Movió los brazos con enegría y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.

—Adam, mira lo que hiciste —le regañó Laura. Era divertido ver cómo Dante se comportaba como un niño al lado de su hijo, haciendo enojar a Laura. Louis rió conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mi cabello, mientras sostenía a Hanna.

—Louis, detente o botarás a la niña —murmuré, sin mucho convencimiento.

—No le pasará nada.

Y eso era verdad, Hannita era la devoción de Louis, lo daba todo por ella. Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Hanna llorara porque quería caminar y jugar con Adam.

Era extraño estar todos juntos. Al final, Fati seguía con Mace, Laura casada con Dante ante un impulso, Sol era muy amiga de Blake aunque todo el mundo sabía que había algo más, y Abi, mi querida prima, al final había logrado vencer la timidez y se quedó con Mike. Era estupendo saber que mis mejores amigos estaban juntos, todos, y que ahora nos visitaran junto a mis padres y Elliete en el cumpleaños de Hanna.

—¡Papá! —volvió a gritar Adam y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Dante. Louis estalló en carcajadas, agradeciendo que Hanna fuera tan calmada y no una revoltosa como Adam.

—¡Adam Albidone! —excalmó Dante. Su grito despertó a Hanna, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas. Y Adam la siguió.

—¿Ya ves lo que haces, Dante? —le regañó Blake —. Eres un desconsiderado, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mal tío eres.

—No seas tan cruel, Blake —replicó Dante.

—Pásamela —le dije a Louis en medio de la pelea. Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Hanna no dejaba de llorar.

Hanna se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacia cuando la sostenía yo. Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla. Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Louis, y su cabello castaño y rizado también. Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Louis si no me había engañado con alguien, porque Hanna era su vivo reflejo. Pero siempre él me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra mujer cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorado de mí. Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Lou, me temía, que no se iría jamás. Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.

Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final él me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Hanna, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.

Era un romántico sin causa ni solución.

—¡Las velas! —gritó de pronto Holly. Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Ethan a saber si Louis estaba celoso. Extrañaba esos años, pero también estaba emocionada por los que vendrían.

Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora. Era una exagerdad e histérica, me arrepiento de haberme comportado tan fría el cumpleaños de Louis y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para él siempre. Porque le amaba y nunca me había sentido tan segura de algo.

Colocaron las velas en la torta y cántamos el cumpleaños feliz, Hanna no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Louis por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Nana y Asesino, nuestras mascotas.

Louis y Adam soplaron las velas por Hanna, y Dante estampó el rostro de Louis en el pastel. Laura estaba al borde del colapso y Mace y Blake no hacían más que reírse, mientras Mike intentaba limpiar a Louis.

Dejé a Hanna con Adam para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Louis, consideraba a Adam como una amenaza. Decía que le quitaba tiempo de su hija. Un padre celoso y esposo también.

Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Lou me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.

—¿Qué sucede, Británico? —inquirí, sentándome en la cama.

—Sabes, no lo hacemos tan mal como padres, ¿no lo crees?

—Pff... tú eres un súper papá, así que supongo que no —sonrió de medio lado y se arrodillo frente a mí. Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó todo esta locura. La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Louis.

—Estaba pensando... que Hanna se podría sentir algo sola... —murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besar. Lo miré por unos segundos y sonreí como tantas otra veces.
Sabía de lo que estaba hablando.

—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar —el rió por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.

Marry me ➳ Louis partridge Donde viven las historias. Descúbrelo ahora