Fushiguro sólo observa, sólo oye, sólo escucha cómo su mejor amigo se derrumba.
Cómo se derrumba poco a poco, de una manera tortuosa frente a sus ojos. Como hace el esfuerzo por contener los inmensos sollozos que se le escapan por la noches en la oscuridad de su habitación por más que quiera ocultarlos, por más que sabe que Fushiguro los escucha. A él y a su lamentable ser.
Por más que sepa que Fushiguro sabe que no se encuentra bien, él finge que así es, pese a que ahora todos lo sepan.
Fushiguro se lamenta cada día por no saber cómo actuar, cómo ayudar, cómo proteger a su amigo, cómo darle una mano a su persona favorita.
Itadori es su mejor amigo, pero también es la única persona a la que ha amado con furor, y por eso duele. Duele demasiado.
Duele no saber cómo apoyar a Itadori, no saber qué decir.
Itadori proclama cada mañana que se encuentra bien, sin embargo, las bolsas oscuras bajo sus ojos y la hendidura de estos lo delatan, y duele.
Siempre ha dolido no saber qué ronda por la cabeza del pelirosa, qué es lo que le hace soltar esa clase de palabras cuando es más que obvio su sufrir.
Se lamenta porque sabe que Itadori no confía lo suficiente en él como para depositarle sus sentimientos, dejarle abrirse, dejarle ayudar con tan sólo su compañía (si es que eso es acaso suficiente), pudiera ser de ayuda, se dice a sí mismo, aún con la inseguridad latiendo a mil por su estómago, pero quiere tenderle una mano a su compañero.
"Pero yo estoy bien, Fushiguro, con tu compañía me basta para seguir adelante" suscita mirándole a los ojos con una pequeña sonrisa arrugada y no puede hacer más que retener las lágrimas que suplican por salir, aguantar la picazón en sus ojos cuando observa con detenimiento cómo el brillo característico y tan hermoso en los ojos de quien ama va desapareciendo poco a poco.
Porque la sonrisa de Itadori ha desaparecido conforme ha ido marchando el tiempo, así como se han marchado sus esperanzas. Ahora solo quedan vestigios de una persona que alguna vez fue feliz, quien en compañía de todos se sentía lleno, pero ahora ya no hay nadie, ahora sólo quedan ellos dos.
Sólo ellos dos en lo que se hacía llamar un mundo lleno de hechiceros.
Ya no queda nadie.
Y es frustrante.
Fushiguro también sufre, por supuesto que lo hace, todas las personas que estaban a su lado se les fueron arrebatadas, pero resiste, resiste por Itadori, porque sabe que él es el más afectado, él llevaba más tiempo con todos, pero Yūji se encariñó en demasía con las personas, formó vínculos hermosos con las personas a su alrededor. Y ahora todo se esfumó.
Itadori se lamenta cada noche, sus manos que anteriormente era cálidas y dulces, ahora sólo sirven para cubrise y aguardar los quejidos que escapan por su boca, abrazándose con esos dedos llenos de callos, forzando un penoso intento por abrigarse a sí mismo, formar un calor entre sus extremidades y darse ánimos.
Ánimos que no existen.
Es un one shot, casi drabble, que se me ocurrió de la nada, quizá no albergue tantas emociones como me hubiera gustado pero quería escribirlo, quitarme las ganas de redactar cómo se siente Yūji en cualquier ámbito, y tocó este, en donde sólo quedaron ellos dos.
Podría ser un universo alterno dado que no creo que se haga realidad (y cosa que no quiero, por supuesto), tómenlo como gusten.
Quizá haga otro trabajo profundizando los sentimientos de Itadori, en otro contexto y en otras circunstancias, pero será para otra ocasión. Esto fue sólo un relleno para mis ansias de hacer un intento de angst, es lamentable pero espero que lo hayan disfrutado.
Gracias por leer. Se despide, tiburoncin.
22.02.2021.
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Insomnia
Fanfic[ Jujutsu Kaisen ] Itadori ya no puede dormir, desde aquella vez todo ha cambiado y Fushiguro no puede hacer más que sólo oír y pensar qué puede hacer por su mejor amigo. El autor del dibujo de la portada es @imlusou en Twitter (https://twitter.com...