Ya no recordaba cuanto había estado allí, la noción del tiempo se había perdido después de recibir tantos golpes, le sorprendía que aún no le hubiera roto ningún hueso, pero claro, eso jamás pasaría. Porque necesitaba a su muñequita lista para las rondas de sexo salvaje a las que era sometido cada día de su maldita existencia, ni siquiera podía pensar en suicidarse porque su mirada siempre se encontraba sobre el, recorriendo de manera lasciva su cuerpo como si no lo hubiera profanado ya miles de veces.
Lo único que lo acompañaba era la obscuridad, tal vez, no lo sabía pues sus ojos eran cubiertos por una venda, no tenía permitido usar todos sus sentidos en ese entorno, no sabía si era por miedo a que intentará huir al ubicarse o un simple capricho, ya no se sabía con el. Exhalaba de manera pesada, el ambiente lo asfixiaba a cada segundo, ya no podía estar más tiempo allí, el sonido de las gotas caer, el fétido olor, parecía ver sombras moverse por lo poco que veía tras la gruesa tela, tenía miedo, mucho miedo.. pero a ellos no, le tenía miedo a su secuestrador, ese ser que aparentaba ser el ser más perfecto y puro del mundo, no era más que la mierda más putrefacta del planeta.
El pitido en sus oídos lo aturdia, parecía que incluso escuchaba el latido de su corazón acelerado, como si hubiera corrido un maratón entero, lo odiaba, quería irse, volver a oler el aroma que desprendían las cosas que hace meses lo rodeaban y jamás aprecio, ahora las extrañaba más que nunca.. quería volver, quería ver a su familia otra vez, había olvidado su voz y algunas facciones de su rostro, siendo suplantadas por la cara del que lo mantenía cautivo.
Incluso a veces podía soñar despierto con su libertad.
Sollozo como siempre lo hacía, jalando las cadenas que no permitían el libre movimiento de sus extremidades, allí se había dado cuenta de lo débil que era por no enfrentarse a él, solo no quería hacerlo enojar, de otra manera sería peor.. una vez lo intento, y termino inconsciente por tres días después de si castigo.
— Darling~
Lo escucho hablar, no sabía exactamente de dónde provenía por el eco que su aterradora voz hacia, aún cuando empleaba ese tono dulce y amoroso lo hacía temblar como gelatina en su lugar, derramando gotas salas que resbalaban por sus mejillas hasta caer al suelo, incluso eso lograba oír.
— Ow, ¿Estás llorando?
Se mantuvo quiero al sentir su fría mano hacer contacto con la piel de su mentón, era aterrador, quería irse, huir, golpearlo y hacerlo pagar por todo lo que le había hecho pasar.
Pero no tenía el valor.
“Maldito cobarde”
Se repetía a cada segundo mientras su respiración se aceleraba al sentir su lengua sobre su pómulo derecho, lamiendo el rastro de lágrimas que recorría su rostro, por lo que sin poder evitarlo ladeó su cabeza.— Parece que la perra no está de buenas hoy.
Su tono de voz cambio repentinamente, por lo que soltó chillido asustado, sabía lo que venía, por eso prefería acatar cada una de sus ordenes, no le convenía desobedecerle.
— ¡L-lo siento! ¡No, no! ¡¡Estás equivocado!! ¡ESPERA!
Su voz salía cada vez más entre cortada y desesperada, su llanto no permitía la dicción correcta de su hablar, pero calló repentinamente al sentir el primer golpe en su rostro, sintiendo después de unos segundos algo bajar de su nariz junto a un ardor conocido y el sabor metálico invadir su boca.
— Me parece que no has entendido quien eres.
Su risa era como mil puñales atravesando mis oídos, quería gritarle que se callara, no soportaría más eso, era demasiado. Obligado a resistir diversas torturas, una más grotesca que la anterior sin tener la posibilidad de poder lamentarse y por lo menos desahogar todo su dolor, emocional y físico.
La sangre corría por su cuerpo semi desnudo, apretando fuertemente sus puños, mordiendo sus labios hasta hacerlos sangrar a cantidades impresionantes para no gritar, el ardor lo estaba matando, pero ya no era tan intenso como los primeros días que estuvo allí, parecía que su cuerpo lentamente se acostumbraba.
Parecía que justo ahora perforaba su carne con una pequeña navaja, no era nada profundo, solo para hacerlo sufrir y poder ver sus muecas de sufrimiento, sabía que lo excitaban e intentaba no satisfacerlo, ¿Pero como evitarlo si parecía querer trazar un dibujo en su cuerpo? Era abominable, jamás en su vida pensó sentir ese dolor tan intenso, incluso España se media para hacerlo.
Sus piernas temblaban, justo ahora tocaba el piso, a veces se entretenía mirándolo colgar desde sus muñecas por horas, en ese tiempo podía sentir como sus tendones se estiraban y le dejaban visibles marcas dolorosas, pero no era hasta que el quería que podía descansar de ese sufrimiento.
Ya no sabía muy bien diferenciar las sensaciones, después de todo una era peor que la otra. Cerro sus ojos con fuerza al notar cómo sacaba el arma blanca de su piel, dejando brotar su sangre en hilos pequeños por toda su anatomía, a veces le susurraba lo hermoso que se veía con todo ese rojo cubriéndolo, además de las cicatrices de cortes anteriores que adornaban más.
Maldito hijo de puta.
Sin comida ni agua se mantenía, pero prefería eso a que le trajera algo, después de ello venían los abusos, por lo que prefería pudrirse en esa celda llamada sótano, a que bajara hasta allí.
Y claramente no tardó demasiado, le repugnaba más que nada el tacto de sus manos. Le quemaba por tantas heridas al rojo vivo.
— P-por favor.. ya no puedo, por favor.. Canadá.
Suplicaba a duras penas con un hilo de voz, no se atrevía a alzar su rostro, ni siquiera tenía la fuerza para eso. Pero parecía que esto no le interesó demasiado al contrario pues la venda fue retirada, dejándolo ciego por unos segundos, aunque posteriormente los abrió, topandose con la sonrisa enfermiza del mayor, el brillo de lujuria en esos ojos amielados de advertía lo que venía a continuación.
Recordaba que.. siempre le habían transmitían un sentimiento de confianza, pero ahora no veía nada más que las pupilas dilatadas de un monstruo. Y en los suyos solo un alma vacía.
Sus manos y piernas fueron soltadas para dejarlo sobre un sofá viejo y sucio que tenía ahí abajo, no tenía fuerza para oponerse, casi nunca la tenía después del sangrado que sufría. Tenía náuseas y todo le daba vueltas, no podría mantenerse demasiado tiempo despierto.
— N-no.. hoy no..
Finalmente los quejidos se hicieron presentes, cayendo a cántaros sus lágrimas que mojaban el sofá sin descanso. Estaba roto totalmente, su personalidad extrovertida y positiva que lo caracterizaba no era más que un simple recuerdo, ahora solo podía mostrarse un simple.. juguete.
La expresión de locura y lujuria fueron su ultimo recuerdo antes de caer desmayado, pero sabía que eso no lo detendría, vivo o muerto seguiría divirtiéndose con su cuerpo hasta que literalmente quedará hecho polvo.
Había sido víctima de un amor enfermizo, el cual rechazo sin pensarlo, y ahora lamentaba totalmente eso, tal vez si hubiera correspondido no estaría así, o tal vez si ni siquiera lo hubiera conocido sería lo mejor.
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🍁 V̶i̶c̶t̶i̶m̶e̶ 🍁 𑁍ᵗʷᵒ ˢʰᵒᵗ𑁍 ᶜᵃⁿᵐᵉˣ༄
Fanfiction𝚂𝚒, 𝚑𝚊𝚋𝚒𝚊 𝚜𝚒𝚍𝚘 𝚟𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊. 𝚅𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚒𝚣𝚘. 𝚅𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚌𝚊𝚛𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚙𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊. 𝚅𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚊𝚍𝚒𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗 𝚊𝚕 𝚜𝚎𝚡𝚘. 𝚅𝚒𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚜𝚊𝚍𝚒𝚜�...