🍁 V̶i̶c̶t̶i̶m̶e̶ 🍁 𑁍ᵗʷᵒ ˢʰᵒᵗ𑁍 ᶜᵃⁿᵐᵉˣ༄

Hundimiento.

Y así, como pétalos que se desprenden, los días fueron pasando, uno tras otro, tras otro.. hasta que mis ojos lograron acostumbrarse perfectamente a la obscuridad del lugar. El hedor ya no era tan penetrante, simplemente mis sentidos se habían acoplado hasta hacerlo menos doloroso para mi, e incluso, las heridas ya no dolían como antes; los cortes no ardían, y la sangre tan solo era otro aroma normal en mi día a día, aunque, ya ni siquiera sabía correctamente porque o como había acabado allí, tal vez sería por el hecho de ser humillado y abusado a cada día, intentando sobrellevarlo de alguna manera, y en consecuencia, tomarlo como algo ya normal.

Cada que me “portaba bien” habían premios, ya sea un baño, comida extra o agua, viviendo como un vil animal que debería acatar cada una de sus órdenes, las órdenes de un vil enfermo psicópata, que tan solo quería verlo rogar por el, necesitaba tenerlo solo para el, que olvidará a cada uno de sus conocidos en una vida pasada, susurrandole al oído como le pertenecía, y solo me lo hacía saber a cada día.

Pero entre todo ese malestar, el sentimiento de pertenecía me abundaba, siendo ya no tan malos mis días allí, podía jurar que jamás había conocido el mundo exterior, a imaginar tan solo con el rostro de su agresor, y que ahora ya no lo veía del todo como ello, ¿Sería tan malo terminar cediendo a él? ¿Lograr.. enamorarse? Simplemente estaba perdido, confundido de quién era, ¿Había tenido siquiera una vida antes de el? No.. solo podía pedirle ayuda, y que no fuera tan brusco como siempre, pero se había autoconvencido sobre la culpa que cargaba por obligarlo a hacerlo; si, siempre era su culpa ser tan tentador, tan torpe, tan inútil.

— C-Canadá..

Alzaba mi mirada cada que escuchaba sus pasos acercarse, y las cadenas resonar al caer contra el suelo, el estruendo como eco que se formaba en aquel desolado lugar, donde entraba un pequeño rayo de luz, el cual se esfumaba rápidamente al cerrar la puerta.

Me levante como pude, mis piernas temblaban después de permanecer inmóvil durante tanto tiempo, pero por lo menos, ya no permanecía colgando sobre aquella viga, ahora, encadenado a un mueble viejo y pesado, tan solo para que no intentará escapar, y tampoco era como si pudiera, me vigilaba a cada segundo de mi putrefacta existencia.

El canadiense se acercaba hacia mi con esa sonrisa disfrazada, siempre tan lindo y puro, quien diría cuántos secretos ocultaba, principalmente esa mente retorcida que podía llegar a agredir y manchar tan solo para cumplir sus caprichos, todo lo que quería siempre lo conseguía, de alguna u otra manera.

— Eres tan lindo, Honey~ Por eso mismo te traje cupcakes, recién hechos, solo para ti~

Exclamaba con ese tono suave, sonando perverso hasta cierto grado, tan obsesivo y maniático, no podía evitar que retumbara en mi cabeza como un taladro, me asustaba, pero ahora dependía completamente de el, no podía.. alejarme, aunque quisiera.

— ¿Hoy.. no harás nada, verdad?

Mis pupilas se alzaron hasta las suyas, y aunque no pude sostener su mirada por mucho tiempo, logre notar como las suyas se encontraban dilatadas, observandome sin pestañear, como una estatua sin descanso, como si quisiera devorarlo tan pronto como quisiera.

Entre dolores ante cada extremidad, me acerque a pasos lentos. Pero por supuesto no podían faltar esos besos agresivos que siempre cometía sobre mi persona, cosa que logró asustarme, estaba tan nervioso que algunas lágrimas lograron escapar, así como un leve sollozo, algo que pareció molestarlo hasta endurecer su mirada.

— Eh sido bueno contigo, como para que vengas a lloriquear.. guarda silencio, oh haré que llores de verdad.

Aunque aquello solo logro espantarme más, limpie mis lágrimas rápidamente. Vivía bajo la contante presión del mayor, siempre parecía buscar el más mínimo error en mi, tal vez “castigarme” fuera una adicción en el, no lo dudaba, siempre me golpeaba hasta el cansancio, compensandolo con caricias o palabras dulces, no necesitaba eso, tan solo quería estar.. bien.