Nota: He cambiado toda la historia ya que no me sentía muy cómoda con lo que era anteriormente, espero me entiendan y disfruten de esto.
— Heichou. . . —
La voz de aquella oji-ambar resonó en la cabeza de Rivaille, el cual abrió sus ojos, encontrándose con los de Petra.
Su amada Petra.
— ¿Qué sucede, Petra? —
Ambos se encontraban en un bello prado de fresias blancas, pues estaban tendiendo las blancas sábanas del cuartel de la legión de reconocimiento, ya que a ellos se les había sido asignada la tarea de tender la ropa recién lavada.
El día era precioso, el cielo estaba despejado y había un ligero viento; técnicamente era un día perfecto.
— Usted. . . — Hizo una pausa a la vez que tomaba entre sus manos una sábana húmeda de la canasta con ropa a un lado de ella y la colgaba en uno de los lazos, que se encontraba en aquel hermoso lugar, destinados para colgar ropa. — ¿Cree en la reencarnación? —
Levi hizo una mueca de confusión ante la pregunta que la menos alta le hacía.
Levi era el menos alto en toda la legión, por lo cual era un milagro que Petra fuera menos alta que él, teniendo en cuenta que varias chicas allí eran bastante altas.
— ¿Reencarnación?, ¿qué eso no es una tonta historia que la gente le cuenta a otra para que piensen que hay algo más después de la muerte? —
Así era como Levi veía ese tipo cosas, creía que la iglesia les contaba que había un paraíso después de la muerte para que la gente no estuviera asustada de morir y aquello lo veía muy marcado en las expediciones, pues los soldados solían tomar su rosario y besarlo, dando a entender que confiaban en que su dios estaría allí para protegerlos y de no ser así, por lo menos para que ganarán un lugar en el paraíso por haber luchado por la humanidad.
Todos tenían al destino o al famoso "dios" a su lado.
Excepto Levi.
Levi era la viva prueba de que "dios" y el "destino" estuvieron ausentes en su vida, desde que estaba en el vientre de su madre.
Petra ladeó la cabeza ante la respuesta de su capitán.
— Pues si usted lo ve así. . .pero bueno. — Hizo un ademán con la mano, restándole importancia. — ¿Usted cree?, ¿sí o no? —
El azabache suspiró y dirigió su mirada a la de bonitos ojos ámbar que ahora estaba recogiendo una de las tantas sábanas que había allí y la doblaba para posteriormente ponerla en la canasta destinada para la canasta de ropa seca.
— Te seré sincero, Petra. Yo no creo en esas cosas, para mi es una ilusión, una cuestión para que los mocosos estúpidos no teman a algo como lo es el morir. —
La de cortos cabellos anaranjados suspiró ante la respuesta del más alto y volvió a su tarea de tender sábanas y unas cuantas camisas pertenecientes a sus compañeros y amigos.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y dirigió su mirada al cielo.
— Pues yo si creo en la reencarnación, y. . .siendole sincera, espero poder reencarnar un día de estos. —
Ahora Petra miró a su superior, el cual la veía con ligera sorpresa.
Volvió a hablar.
— Y cuando lo haga, lo primero que haré es buscarlo a usted, Heichou. Juro que nunca lo olvidaré. —
Y ella le dió una de esas sonrisas que él tanto amaba.
— Prometame que nunca se olvidará de mi, Heichou, y prometame, que si reencarna, va a buscarme. . . —
El Ackerman dirigió su mirada a las preciosas fresias que los rodeaban a ambos.
No estaba seguro de lo que le diría a la muchacha, pero de algo estaba seguro y era que la amaba y que haría cualquier cosa por ella.
— Petra. . .yo te prometo que nunca te olvidaría y si llego a reencarnar. . .lo primero que voy a hacer es buscarte. . . —
Petra sonrió ampliamente.
— Gracias Heichou. . . —
Y Rivaille despertó.
Ese sueño se repetía una y otra vez desde la muerte de su amada Petra.
Esa conversación se repetía en su mente todos los días, fue un idiota al dejar a Petra sola ese día, y gracias a ello, la perdió.
El Ackerman pasó la mano por sus cortos cabellos azabaches, dirigió su mirada a la ventana cubierta por las cortinas color beige, la luz del sol traspasaba las cortinas.
Suspiró y se levantó de su cama.
.
.
.
Levi caminaba por las calles de la ciudad del muro Rose, ganándose varias miradas curiosas debido a su elegante traje y el precioso ramo de flores que llevaba en su mano diestra.
Él no se inmutaba por las miradas de mujeres, hombres y niños.
Estaba sumido en sus pensamientos, ¿qué le diría cuando la viera?, No lo sabía, estaba algo nervioso, pues no la había visto desde la última expedición fuera del muro.
.
.
.
Rivaille caminó entre todas las tumbas que había en ese lugar para poder llegar a una en específico.
La de ella.
La tumba de ella.
Al encontrarla, se quedó unos segundos observándola de la misma manera en que observó su cuerpo inerte y sin vida en aquel árbol.
Se agachó y dejó las flores en la tumba, una tumba vacía.
Petra Ral
Amada hija y valiente soldado de la legión de reconocimiento que luchó por la humanidad.
Cubrió su rostro con ambas manos en un intento de no romperse, al menos no frente a su tumba.
— Petra. . .lo lamento. — Se disculpó. — lamento no haber estado allí para protegerte de Leonhardt; prometí que hablaríamos sobre el matrimonio después de la expedición, yo lo hice porqué me asustaba. . .pero ahora que ya no estás aquí. . .no hay nada que deseé más que estar a tu lado. —
Entonces llegó a su mente aquel sueño, esa conversación que tuvieron a penas unos días antes de ese fatídico día.
Una lágrima resbaló por la mejilla de Levi.
— Petra, yo sé que nos volveremos a encontrar. — Dirigió su mirada al rosado cielo, que daba a entender que muy pronto anocheceria. — nunca te olvidaré, te buscaré cuando reencarne. Yo sé que algún día de estos, tu regresarás. —
Una sonrisa se dibujó en el rostro del azabache, no sabía cuándo reencarnarian, si sería pronto o en un futuro muy lejano, pero de algo estaba seguro, y eso era que su amada regresaría y esta vez, se encargaría de estar a su lado por la eternidad.
Levi amó a Petra y ella lo amó con todo y su terrible pasado y eso, no lo cambiaría ni el futuro.
Ellos se encontrarían nuevamente.
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Decidí dejar la historia como un one shot porqué no me estaba convenciendo del todo.
Lamento si no les gusta mi decisión, pero la historia no daba para más y mi imaginación estaba por los suelos.
Sorry not sorry.
Atte: Michoza_Ackerman.
