Llevaba varias semanas preguntándome cómo preguntárselo sin que sonase a una invitación al sexo. Resultaba irónico.
El camino hacia mi piso fue breve. Mi brazo rodeaba su cuerpo, acercándola a mí y ella abrazaba el mío. Íbamos riendo mientras su culo revotaba en mi pantalón mal abrochado. Llegamos a mi portal manteniendo una conversación irónica sobre lo mala que era Aarey y que iba a acabar en la cárcel. Cuando fui a sacar las llaves del bolsillo derecho de la chaqueta, no las encontré. Empecé a revisar todos mis bolsillos, desesperado. Mis llaves no estaban.
Le dije a Aarey que esperara en el portal mientras me daba la vuelta para rehacer el camino. Nada mas salir del portal, escuché a Aarey toser y giré la cabeza. Apoyada con la espalda en la puerta, tenía un brazo elevado. Sonreía con una malicia que irradiaba sensualidad mientras hacía sonar mis llaves en su mano alzada. Me acerque a ella sonriendo, pero con voz seria.
- ¿La chica mala quiere un castigo? - Dije
Mientras mi mano derecha agarraba su muñeca empujándola contra la pared, con mi otra mano hacia lo mismo con su cuello. La miraba fijamente desde arriba, ahora yo tenía el control. Me miró a los ojos unos segundos, sin decir nada, mientras respiraba entrecortadamente por la boca hasta que hizo una mueca de sonrisa.
- No, solo seguir siendo mala.
Ipso facto oí un tintineo metálico entre mis pies. Había soltado mis llaves.
Solté su cuello para propinarle una pequeña bofetada en la mejilla. Aarey ahora miraba al suelo mientras mis ojos buscaban los suyos.
- Recójelas- Dije suave pero con firmeza, soltando mi mano de su muñeca.
Levantó la cabeza para mirarme; se estaba mordiendo el labio inferior. Su mirada ardía mientras sacaba su coletero negro de la muñeca que anteriormente agarraba. Con la cola acabada, se puso de rodillas sin dejar de mirarme. Fue besando mi polla por encima del pantalón mientras su postura pasaba de estar de rodillas a cuatro patas. Agachó la cabeza un instante y al volver a mirarme, sus dientes sostenían la anilla de las llaves del piso, como una leona con su presa muerta entre los dientes; pero con una mirada sumisa.
Puse mi mano con la palma abierta a la altura de su barbilla. Ella, sin dejar de mirarme, acercó su boca a mi mano y con suma delicadeza, dejo caer las llaves. La baja estatura de Ararey la volvía de la medida perfecta en esta situación. Acariciaba su cabeza con la yema de mis dedos, notando su respiración sobre mi bragueta. Seguía mirándome en silencio, hasta cuando abrió la boca y se quedó con la lengua fuera, como había hecho con el desconocido de antes. Quería que me la sacara y usase su boca para darme placer, quería que la atragantara con ella, que me moviese en su boca como había hecho en el restaurante y le dejara el sabor de mi semen en sus labios.
Y yo también.
Cuando estaba desabrochandome el botón del pantalón, escuché pasos en la calle, cerca nuestro. Abrí la puerta de la portería en un segundo y cuando agarre a Aarey de la coleta con la intención de levantarla, ella solo levantó la cabeza. Con su cola enrollada en mi mano, yo avanzaba de espaldas hacia el ascensor de la portería mientras, Aarey, lo hacia a cuatro patas, sin dejar de mirarme un solo segundo. Abrí la puerta del ascensor y ella pasó primero. Se quedó de rodillas, paralela al espejo del ascensor. Seguía muda, esperando que yo tomará la iniciativa de su placer. Me desabroché el pantalón a palmo y medio de su rostro y al bajarme el calzoncillo, mi polla erecta cayó como un yunque sobre ella. Su respiración se aceleró de golpe y, con la boca abierta y la lengua fuera como hacia unos instantes, acercó su cabeza a mi cintura todo lo que pudo.
Empezó a mover suavemente su cabeza ahogándose y ahogando mi miembro en saliva mientras yo, con los ojos cerrados y la boca abierta, iba acariciando su pelo, acercándola a mí cuando su cabeza se alejaba. Le costaba respirar pero seguía en silencio, sin dejar de mirarme. El ascensor se paró al llegar a mi planta y ella lo celebró abrazándome por la cintura y metiéndose mi polla en la garganta hasta el final; esta vez con los ojos cerrados. Al principio era Aarey quien movía la cabeza y yo la ayudaba con mis manos, pero las ganas de follar con ella como un animal salvaje hicieron que mis manos se limitaran a sostener quieta su cabeza. Poco a poco, fui haciendo el movimientos de entrada y salida de su boca con mi pelvis y ella, la que me ayudaba con sus manos en mi cintura.
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Amor y veneno
FanfictionRelato semierótico a modo de fanfic donde relato como conocí a mi musa y mi droga más fina.