Ella corría sin saber cómo, estaba agotada de tanto huir y ni ella sabía como sus piernas podían permitirse correr tanto y son saber a qué dirección ir, finalmente se derrumbó por completo cayendo en el suelo húmedo del bosque.
No dudó en gritar, grito mucho, grito tanto que sus cuerdas vocales no quemaban, ardían. Pero lo que más le dolía era el pecho, ella acababa de ver como el que creía que era el amor de su vida le rompía el corazón en mil y un pedazos. Estaba estática en algún lugar del bosque llorando y gritando como su cuerpo le permitiese