Waiting for love

𝕃𝕦𝕟𝕖𝕤

Dedicado a mi pequeña Isis, que estuvo a mi lado y vivirá siempre en mi corazón.

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¡Feliz cumpleaños Dabi!

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Viernes.

—¿Quieres ir por un helado?— rasca su nuca al preguntarle.

La chica solo le contempla algunos segundos, negando con la cabeza instantáneamente.

—No, solo llévame a mi casa— ambos acomodan correctamente los cordones de sus respectivas mochilas y emprenden camino.

El silencio a su alrededor se siente pesado e incómodo, minutos antes había intentado sostener una conversación con la joven, recibiendo monosílabos cortantes hasta que finalmente comenzó a ignorarle.
Le es muy desesperante mantenerse tanto tiempo callado, sobretodo en esta clase de situación.

No es que fuese su primer pareja ni mucho menos, pero, ¿No es muy deprimente?

—¡Senpai!— demanda con un grito, moviendo su mano de un lado a otro.

—Lo siento, estaba pensando en algo— su respuesta solo termina por molestar más a la chica.

Ella vira los ojos, dando un coletazo al aire con su cabello castaño al darse vuelta.

—¡Siempre estás distraído! Todo este tiempo que hemos salido ha sido verdaderamente molesto— replica dando un pisotón.

Él solo baja la mirada, no es la primera vez que escucha algo parecido, y además... Ella no nunca tiene nada interesante por decir, pero decide callarse lo último.

—¡Creí que eras diferente! ¡Toda esta forma en que realmente eres es decepcionante!— sube unos cuantos escalones.

Espera una mínima muestra de interés, pero al toparse con su mirada aburrida, no hace más que enfurecer.

—¡Terminamos!— hace una mueca por el portazo, encogiendo los hombros después.

A pesar de conocer ese discurso de memoria, sobre cosas que no puede cambiar, duele aún así.

¿Habría algo tan malo en él que nadie puede enamorarse?

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Lunes.

Bosteza ruidosamente, cubriendo muy apenas su boca.

—Tou-ya-kun— antes de poder reaccionar, siente la pesada mano de su amiga golpear por detrás de su cabeza.

—¿¡Que mierda Toga!? ¿Porqué no puedes ser como las chicas normales?— gruñe, sobando el área del golpe, una sonrisa burlona es lo que recibe.

Himiko Toga es siempre así, grosera y descuidada, de cabellos rubios atados en un par de moños, ojos dorados y sonrisa predadora.

—¡Porqué eres un maleducado Touya-kun! Por eso tus novias te dejan— rezonga cruzándose de brazos.

Hace un intento por intimidarla, a sabiendas de que no funcionará, así que solo suelta un suspiro y se deja caer en el asiento.

—Oh... ¿Otra vez?— la chica parece sentir algo de pena, pero él, que la conoce, sabe que en realidad, quiere reírse.