Pov Xiao Zhan
Había pasado por tantas situaciones en mi corta vida.
Había perdido varias personas que eran tan importantes en mi vida que llegue al punto de creer que no merecía que alguien me ama.
Salir a un lugar y poderme sentir seguro se había vuelto una locura, por muchos años había evitado todo contacto a excepción de mi padre y mi hermano, no tenía amigos y había perdido a mi madre desde muy pequeño.
Por esa razón mis miedos crecieron cuando mi padre dolorosamente me dijo que tenía que casarme con un príncipe de otro reino, que para mí era total desconocido y todo solo para poder asegurar la seguridad de nuestros reinos, ¿Pero a costa de qué? ¿De mi felicidad? ¿De mi seguridad? ¿De qué?
Su seguridad, su felicidad y todo lo que conllevaba tal acción dependía solo de mí. Abandonar mi hogar y todo lo que había solo para poder asegurar que ellos estén bien, era un enorme peso que cargaba.
No me sentía seguro y menos feliz. Quise odiar a mi padre en ese momento, pero era mi padre y a pesar de todo lo amaba. Él nunca supo de lo que sentía y que a pesar de ya varios años mí pasado aun me sigue atormentado. No encontraba la suficiente fuerza de poder decirle cómo me sentía, él nunca fue el hombre más cariñoso y atento que nunca pude encontrar refugio en sus brazos, que tuve que forzarme a creer que todo estaría bien y tener que fingir una sonrisa para poder ocultar mis heridas.
Pero todo cambio cuando lo vi por primera vez, cuando lo vi sonreír, cuando mire sus ojos. Había algo en sus ojos que me parecía curioso, desearía poder estar equivocado, pero su mirada parecía triste, pérdida y deseada que alguien lo ayudar, era el mismo resplandor que muchas veces yo tenía. El no parecía feliz, pero hacía creer a los demás que sí lo era.
– ¿Que ocultaras?– susurre mientras me acostaba. Hoy había sido un largo día, de haber estado viajando tanto tiempo a conocer el nuevo hogar donde viviría y bueno al que sería mi futuro esposo lo cual me parecía una total locura. Mi madre siempre me dijo que yo tenía que caminar al altar con el que sería mi predestinado. El que me robara el corazón con solo verlo a los ojos, quien me haga sentir seguro, pero en cambio me casare con un total desconocido, que solo me causaba curiosidad. O eso quería creer.
– ¿Porque me causas tanta curiosidad y haces que mi corazón se sienta bien?– recordé como su mano tomó la mía. No estaba seguro pero por un momento sentía como una descarga eléctrica recorría mi cuerpo y mi lobo aullaba de felicidad.
No sabía que era este sentimiento, pero sabía que mi vida estaba comenzando a cambiar. Mis ojos comenzaron a sentirse pesados que me deje caer ante los brazos de Morfeo.
Desperté agitado. De nuevo las pesadillas me atormentaban y aunque estaba cansado no sabía cómo superar este miedo. Con fatiga me levanté y me metí a la ducha, un baño caliente me ayudaría a calmar la ansiedad que comenzaba a aparecer debido a las pesadillas.
Luego de salir fui informado por una de las sirvientas del castillo que todos me estaban esperando para desayunar. Sin ánimos me dirigí al comedor donde todos ya me estaban esperando.
Al entrar en lo primero que me fijo en es Yibo que parecía decaído, me preguntaba qué era lo que pasaba. Cuando estuve al lado de él para tomar asiento se levantó para ayudarme a tomar asiento a su lado y es cuando nuestras miradas se encuentran, le sonrió en forma de darle gracias por el gesto y el me devuelve la sonrisa con un leve asentimiento. Seguía creyendo que él tenía una mirada triste, como si algo le hiciera falta, pero a pesar de eso sonríe y valla que poseía una hermosa sonrisa.Me acomode en el asiento y comenzamos a desayunar en silencio, todos parecían tan concentrados en su mundo o yo estaba perdido en el mío que no fui consciente del tema de conversación hasta que el toco un poco mi hombro ganándose mi atención.
– ¿Estás bien? Tu padre te llama– dijo con un tono de preocupación a lo que solo le sonreí.
–Sí, disculpa estaba pensando en otras cosas– dirigí mi mirada a mi padre que estaba un poco más serio de lo normal – ¿Que pasa padre?
–Hijo, tengo que regresar a Chongqing hoy mismo. Prometo regresar antes de tu boda, pero sabes que no puedo dejar solo al reino tanto tiempo, tengo que tratar varios asuntos pendientes, los ciudadanos, tu hermano y... Tú lo comprendes ¿cierto?– su mirada parecía triste y lo entendía, hace mucho tiempo que no me separaba de él. Sabía que él igual tenía miedo de todos estos cambios y tenía que hacerle saber que estaría bien.
–Lo entiendo papá, no te preocupes de nada–le sonreí para que se calmara un poco, él me sonrió de vuelta haciendo que parte de mis miedos desaparecieran.
Continuamos desayunando tratando algunos puntos de la boda y la coronación que sería en un mes y aunque aún no me sentía del todo preparado, él no parecía alguien de temer y sabía que podía llegar a confiar en él. Cuando estaba cercas el me daba una sensación de confianza y sentirme protegido y me gustaba sentirlo cercas de mí.
Después del desayuno trate de pasar el mayor tiempo posible junto a mi padre ya que no lo vería en un par de semanas y no me gustaba estar alejado de él. En un tiempo él me dijo que tenía que tratar un tema importante con Yibo a lo que no entendía pero no pude ser partícipe de esa conversación así que al final decidí ir al jardín trasero para poder respirar un poco de aire fresco.
Estando ahí pude sentir como mi cuerpo se comenzaba a relajar, estaba algo estresado y preocupado, mis sueños cada vez eran más constantes y perturbadores. Pasó un tiempo en la que dejé que mis pensamientos fluyeran que no me di cuenta de nada. Los minutos pasan y una brisa fresca me golpea la cara, era refrescante sentir el frío. El invierno estaba llegando.
El rocío de una flor hizo que me embriaga con su aroma, era muy difícil poder obtener flores en estas temporadas. Observe mis alrededores tratando de localizar de dónde provenía dicho aroma, hasta que una bella rosa roja se posa enfrente de mí. Sonreí por inercia al verlo a él junto a la Rosa dedicándole una linda sonrisa. Sentí mi corazón latir desenfrenada mente.
–Hola. Por fin te encontré– sonrió tímidamente tomando asiento a mi lado y dándome a la vez la rosa. Su aroma era exquisito que me relajaba.
–Gracias– Lo mire sonriendo y él solo asintió. –He estado aquí desde que mi padre decidió hablar contigo y no me permitió estar ahí. Prácticamente me corrió– hice un pequeño puchero antes de que ambos comenzamos a reír.
–No te corrió, digamos que te saco amablemente– trato de excusarse.
–No le veo nada de amabilidad en cerrarte la puerta en la cara– trate de sonar molesto pero me era muy divertido hablar con él.
–Bueno tienes razón, lo siento– me dedicó una ligera sonrisa.
–Está bien, pero dime ¿de qué hablaron?– pregunte y es que la curiosidad no me dejaba.
–Bueno... pues de nos...– no pudo acabar porque un guardia nos interrumpió informándonos que mi padre estaba por irse y nos estaba buscando. No dijimos nada más y fuimos directo a la salida donde estaba ahí mi padre hablando con el señor Wang.
–Hijo, ven aquí– no pude aguantar más y corrí directo a abrazar a mi padre, las lágrimas comenzaban a amenazar con salir que no pude retenerlas. Mi padre me abrazó con fuerza.
–Te extrañare– dije sollozando.
–Yo lo es pequeño, pero volveré para tu boda. Te amo mucho hijo– me abrazo más fuerte y limpio un poco mis lágrimas.
–Yo también papa– dije antes de verlo subirse al carruaje y despedirse con la mano.
Mientras el carruaje comenzaba a perderse mi cuerpo comenzó a sentirse algo débil y mi cabeza comenzó a dar vueltas. Todo a mi alrededor comenzó a tornarse oscuro y solo recuerdo sentir la calidez de un pecho y como unos brazos fuertes me cargaban haciéndome sentir seguro. Su voz era melodía para mí pero no recuerdo qué más dijo, solo escuchar mi nombre salir de sus bellos labios antes de cerrar los ojos por completo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Alfa//YiZhan//
FanfictionWang Yibo un Alfa fuerte, atractivo y valiente apuntó de tomar la corona de su Reino. Todos los que lo rodean creen que el es feliz. Pero una sonrisa fingida oculta su triste Corazón. Xiao Zhan un Omega trabajador, amable y con la sonrisa más hermo...