Con la tontería Pablo y yo nos tiramos casi toda la tarde bebiendo cervezas, por lo que cuando ya era la hora de irse a casa ambos íbamos un poco perjudicados.
Salimos del bar y, como siempre, Pablo me acompañó a mi casa. Yo vivía a unos quince minutos caminando del bar y Pablo vivía como a veinte pero yendo en el sentido contrario, por lo que cuando me acompañaba a casa después debía de caminar treinta y cinco minutos para llegar a su casa.
- Hoy no voy a dejar que me acompañes - Dije poniéndome justo delante de él para bloquearle el camino.
- ¿Ah sí? ¿y eso por qué?
- Porque ya es muy tarde y mañana es el primer día de instituto, no quiero que llegues tan tarde a tu casa.
- Y yo no quiero que te vayas tu sola a estas horas hasta tu casa.
- Pablo vivo a quince minutos, son las nueve de la noche y todavía es de día.
- Ya está empezando a oscurecer, cuando llegues a casa será de noche.
Le miré frunciendo el ceño y cruzando los brazos como una niña pequeña enfadada.
- Abril ya lo has intentado muchas veces y no lo has conseguido nunca, no se por qué piensas que esta vez va a ser diferente - dijo Pablo sonriendo mientras me esquivaba y comenzaba a andar.
Finalmente me acompañó a casa y, como había predicho mi amigo, cuando llegamos ya era de noche.
- ¿Nos vemos mañana en el insti? - Preguntó Pablo mientras se detenía en frente de mi portal.
- Que remedio.
Entonces Pablo se acercó lentamente hacia mí, se acercó mucho, quizás demasiado, desde luego estaba más cerca de lo que nunca había estado. Nuestras caras estaban a tan solo unos centímetros y podía notar su respiración acelerada y el olor a cerveza de su aliento.
- Oye Abril - hizo una pausa mientras me miraba a los ojos - lo que te he dicho en el bar iba completamente en serio, este año no pienso ser tan idiota como el año pasado, no voy a mirar para otro lado. A la mínima que te hagan me avisas y tomamos medidas ¿vale?
Lo que él no sabía es que yo ya había intentado tomar medidas el año pasado y que no había servido de nada.
- No te preocupes, si me hacen algo te lo contaré - mentí.
Entonces fue como si Pablo volviera en sí, se alejó un poco y sonrió.
- Perfecto, pues mañana nos vemos Marzo - dijo mientras ponía su mano encima de mi cabeza y me sacudía el pelo.
A Pablo le hacía gracia cambiarme el nombre por el de diferentes meses del año y lo hacía siempre que quería picarme porque sabía que me molestaba, al igual que sabía que odiaba que me hiciera eso en la cabeza y me despeinara todo el pelo. Pero, por algún extraño motivo, esa vez no me molestó especialmente que lo hiciera.
Finalmente nos despedimos y me subí a mi casa, cuando llegué vi que mi madre se había quedado dormida en el sofá con la tele encendida, Laika estaba a su lado tumbada con la cabeza apoyada en sus piernas.
Me pareció una estampa tan tierna que no pude resistirme a sacar el móvil y hacerles una foto.
Dejé que mi madre durmiera un rato más mientras yo me metía en la ducha.
Mientras me duchaba estuve pensando en Pablo, no sabía por qué, pero lo había notado diferente, la forma en la que me había dicho que podía contar con el parecía diferente a todas las veces que me lo había dicho el año pasado, que no habían sido pocas, esta vez parecía más ... no se ... sincero.