Prelude: 𝑵𝒊𝒈𝒉𝒕𝒎𝒂𝒓𝒆

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"La muerte no es lo peor que puede pasarte."
- Platón.

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Alucard se catalogaba como un rey eterno, un vampiro lleno de pecados y un pasado al cual lo mejor era olvidar excepto algunos sucesos que lo hacían ser el Conde Drácula. Pero cuando comenzó a tener sueños, pesadillas y recuerdos decidió acudir directo a Camille, una vampira que practicaba la brujería desde el siglo XV y tras quemarla se había vuelto inerte a la muerte. Camille y el se veían en escondidas, a veces esos encuentros iban a más y en otras simplemente hacia preguntas y se iba una vez contestadas.

Alucard observo las rosas del pequeño jardín moverse con la brisa de la noche y se sentó en la mesa en medio del jardín de blanco puro de metal, unas tazas de porcelana blanca con toques sofisticados de oro y formas asimétricas; el liquido dentro es sangre fresca de donación, por lo que gustoso lo acepta el vampiro.

—Mi querido Lord Alucard, mi querido conde Dracula—le dijo Camille tomando entre sus manos su taza de té—, ¿por qué estas aquí tan temprano?

—Oh, Camille—menciono el rey tan tranquilo y con una sonrisa traviesa hacia la pelirroja que la contraria mordió su labios con gracia—, Sabes lo que quiero saber, quieres y necesitas contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.

Esa sugerencia fue suficiente para Camille que sonrió sacando de su bolsillo del vestido una bolsa pequeña de gamuza y la abrió con una sonrisa aventando a la mesa el producto dentro de esta: uñas y dientes salieron cayendo y con un rápido destello purpura estos se ordenaron de forma que Alucard no entendía a pesar de que casi siempre la veía hacer eso.

—Sabrás, querido, que la causa de tus pesadillas es una joven, lamentablemente esta joven tu más que nadie la conoce... enamorarse de una humana es complicado más cuando ya esta muerta.

Alucard lo pensó un momento, pensó en su primer esposa y en Mina Harker, después recordó a cierta mujer de la cual solo pudo ver un punto fijo.

—Ella murió hace muchos años.

—Me parece que te hace falta algo para olvidarla.

—Ya la he olvidado.— Camille negó pero frunció el ceño.

—No, no lo haz hecho, aunque hay alguien más en tu corazón.— Alucard ante aquello llevo su taza con sangre dentro y la bebió de poco a poco, se levanto dejando a la mitad y se despidió dándole las gracias a Camille.—Querido, todo estara bien, aquí estare para lo que más necesites.

El mayor asintió y se fue sin más. La pelirroja sonrió al verlo irse y con unos ojos felinos tomo su taza volteando hacía la luna, su cabello voló un poco y hecho una risa. El plan comenzaba justo en ese momento, tanto para ella como para el Mayor.

Porque Camille amaba el poder, deseaba el poder, y  lo obtendría siendo la única reina.

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𝕹𝖎𝖌𝖍𝖙𝖒𝖆𝖗𝖊  [Alucard Hellsing] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora