Recuerdos

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5 AÑOS DESPUÉS

Andrés y Sergio estaban nuevamente en Italia.

Esta vez, frente a un departamento en Palermo, Sicilia.

Estaban a punto de llamar a la puerta cuando esta se abrió.

Oh, ciao, hai bisogno di qualcosa?— expresa Francesco
* Oh, hola, ¿necesitan algo? *

Stiamo cercando Martín Berroti— responde Andrés, a quien se le daba mejor el manejo del italiano
* Estamos buscando a Martín Berroti *

Francesco asiente

Amore— lo llama

Martín se dirige hacía donde se encontraba su pareja

Come va amore?— responde mirando a Rossi para luego alertarse de quiénes están en la entrada.

Su cara cambió automáticamente.

Questi signori ti stanno cercando. Io sto andando via ma è un piacere conoscervi, signori— expresa Francesco y se retira.
* Estos señores te buscan. Yo voy de salida pero, encantado de conocerlos, caballeros *

La escena ahora era Martín frente a ese par que le había jodido la vida, Andrés y Sergio.

—Pasen— espetó serio el argentino dando lugar a que ingresen los hermanitos.

Estos observaban el departamento, muy fino, delicado.
Estaba claro que Martín estuvo involucrado en la decoración.

—Al final... Aparecieron.— habló Martín con una mueca que trataba de ser una sonrisa pero que reflejaba dolor.

El dolor de los recuerdos que Fonollosa le traía al estar ahí, frente a él.

—Fue un golpe bárbaro...
Y me alegra que estés vivo.— expresa sincero, mirando al mayor de los hermanos a los ojos.

Sergio estaba pintado al óleo y claramente incómodo. Algo que Martín notó.

—Son culo y calzón ustedes eh, uña y mugre, a todos lados juntos.
Esperaba que venga el señor de Fonollosa solo, pero que iluso, claramente no... Si sos un cobarde.— dijo con cierto rencor.

—No hemos venido a discutir— respondió Sergio

—Mirá, francamente, me importa un bledo a que carajo vinieron.
Lo cierto es que después de 5 años... Vinieron.— sentenció el ojiazul con resentimiento.

—Martín— habló por primera vez Andrés
—Hemos venido a pedirte permiso— el argentino lo miró, muy interesado en sus palabras.

—Vamos a robar el oro— expresó esta vez Sergio

Martín soltó una risotada

—¿A robar el oro? ¿Qué pasó Sergio?—

—Un compañero ha sido capturado y con toda probabilidad lo están torturando. Debemos ejecutar este plan.—

Martín rió, otra vez

—Te cansaste de desprestigiar el plan y ¿venís a pedirme permiso para usarlo?— manifestó indignado

—Claro que estás invitado a participar— contestó el menor de los hermanos

—Que considerado, querido— replicó sarcásticamente
—Es increíble, desprestigiaste mi plan, me desprestigiaste a mi como profesional y ahora, por necesidad, venís a buscarme.— habló con indignación.
—Pero, ¿sabés qué? Usalo, el plan es tanto de Andrés como mío.—
—Ni se hubiera molestado en venir, Profesor— expresó por último.

Aunque ya no estés aquí-BerlermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora