8

392 58 0
                                    

—Ochako Uraraka, 25 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ochako Uraraka, 25 años. — Respondió con voz firme.

Izuku abrió sus parpados de más por la sorpresa, era verdad ella solo tenía 25 años ¿Cómo pudo haberlo olvidado? Si, tenían la misma edad, pero la apariencia que tenía actualmente Ochako la hacía ver un poco mayor.

— ¿Cuánto tiempo tenia casada con el señor Hinomoto? — Volvió a lanzar otra pregunta a la castaña.

—Cinco años. —

El peliverde solo escuchaba atentamente lo que la chica contestaba al policía, mientras en su mente analizaba dichas respuestas, ¿Cinco años? El tiempo sí que se iba volando, pero ¿Cuándo fue que comenzó el abuso? Se dijo a si mismo espero a que se llegara al tema.

— ¿Cuándo empezaron los abusos? —

Esa pregunta provoco un escalofrió en el cuerpo de Ochako y la dejo pensando por unos segundos sin tener una respuesta exacta de esto.

¿Cuándo?

¿Cuándo?

¿Cuándo?

¿CUÁNDO?

—No lo sé, creo que...— Hizo una pausa. — Siempre estuvieron ahí, solo que yo nunca me di cuenta. —

—Podría explicarlo mejor. — Pregunto el policía.

—Cuando teníamos meses de casados, solía hablar constantemente de lo gorda que estaba... Hacia bromas explicitas sobre mi cuerpo... pero jamás pensé que fueran en serio, aunque me hacían sentir mal. Después comencé a bajar de peso y fue cuando paro de decírmelo. — Explico la chica, guardo silencio un momento y bajo la mirada avergonzada, ¿Cómo permitió todo aquello?

—¿Podría decirse que primero empezó con un abuso verbal y manipulación? —

—Sí, supongo que sí. —

Izuku continuaba escuchando con un rostro sereno, aunque por dentro no dejaba de analizar cada palabra que Ochako decía del susodicho e incluso imaginar las situaciones que describía, eso lo perturbaba. ¿Cómo él podía pedirle eso? Izuku siempre la miro con muy buena salud y su peso al menos para él, estaba bien. Teniendo en cuenta que su musculatura al ser una heroína tenía que ser algo fornida para tener la fuerza y capacidad para soportar cierto tipo de situaciones.

—Pero eso solo fue el comienzo...— continuo Ochako aferro sus manos nuevamente a sus piernas. —Después comenzó a prohibirme cosas, no puedes usar ese vestido, no puedes ir a casa de tus padres, no quiero que tengas redes sociales, no puedes ver a tus amigas.... No, no, no... — Su volumen de voz bajo exageradamente en lo último que dijo. —Y si me rehusaba, buscaba la manera de hacerme sentir culpable por no querer hacerlo... Me manipulaba a tal grado que yo solo le decía lo que él quería escuchar... No quiero usar ese vestido, no quiero ir a casa de mis padres, no necesito redes sociales... llegué a un punto en el que yo también comencé a convencerme de todo aquello, de que no quería nada que él no quisiera, que mi mundo solo era él. — Las lágrimas que evitaba que salieran, ya no podían detenerse comenzaron a resbalarse por los mofletes de la castaña.

Era como si se mirara en un espejo para encontrarse con esa realidad que ella no quería ver, que había deseado cubrir con papel para jamás volver a abrir, pero ahora estaba quitando parte por parte ese papel y comenzaba verse a sí misma y no le gustaba lo que estabas viendo.

El oficial paro de preguntar, esperaba que la castaña se calmara y pudiera proseguir. Izuku acerco su mano a la de ella y la tomo cuidadosamente, Ochako cubrió su rostro con la mano que tenía desocupada no quería que la vieran llorar.

—Respira, todo va a estar bien ya no te hará más daño. — Alentó el masculino que estaba sentado al lado de ella. — ¿Quieres agua? —

La castaña negó varias veces mientras trataba de parar su llanto. Segundos después tomó una bocanada de aire y pudo parar el llanto.

— Ya, estoy mejor. —

El oficial la observó un par de segundos en silencio — ¿Entonces podemos continuar? — Cuestionó.

Ochako asintió, volvió a bajar la mirada y observó sus brazos, tenía un par de moretones y cicatrices que le recordaban a cada pelea no ganada con el hombre a quien, en un principio, deseaba dedicarle sus victorias en la batalla y en su vida.

— Si. — Afirmó. — Tiene casi un año agrediéndome físicamente, tengo pruebas en mi cuerpo, en mi rostro. Al principio era cauteloso, cualquier excusa era buena, estos últimos meses comenzó a hacerlo solo porque le apetecía. —

— Tendremos que tomar fotos para la evidencia. — Explicó el policía terminando de escribir en la libreta lo que la castaña le explicaba. — Si tenemos su consentimiento. —

La castaña asintió con la cabeza. El policía paro la grabación y la guardo para tenerla como prueba junto con las anotaciones en su libreta.

Unos minutos después a Ochako se desvistió, quedando solo en su ropa interior, le tomaron fotos de los moretones y cicatrices que tenía en el cuerpo. Después de unas horas hablando con la policía y adjuntando evidencia estos finalmente se fueron.

— Se nos fue toda la tarde en esto. — Suspiro Yaoyorozu.

— Si, definitivamente. — Afirmó Izuku.

Ochako los observaba en silencio con una sonrisa dibujada en sus labios rojizos. — Gracias por ayudarme. — Susurró.

Ambos chicos alcanzaron a escucharla, dirigieron su vista hacia ella y le sonrieron.

— No es nada. — Habló Izuku.

— Pará eso están los amigos. — Incluyo Yaoyorozu.

 — Incluyo Yaoyorozu

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Save me [ Izuchako ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora