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Una repentina y fría brisa hizo a JungKook despertar en medio de la noche.

Abrió los ojos con fatiga, disconforme; y soltó un quejido de volumen bajo, incómodo al ser su sueño interrumpido.

Seguidamente, en un intento de espabilarse un poco, retiró con pesadez los finos y negros mechones que caían sobre su frente, para posteriormente, tallar suavemente sus párpados con los nudillos, intentando agilizar su visión en la oscuridad.

Chasqueó la lengua y bufó. Realmente estaba durmiendo muy bien.

Pasados unos segundos, y tras destensar un poco sus músculos al estirarse, decidió incorporarse; así, se encontró a sí mismo sentado en —lo que asumía era— un sofá. Asimismo, se percató de algo suave y protector que cubría sus piernas y parte del abdomen, eso mismo que le ayudaba a guardar un poco de calor.

Lo cogió entre sus manos, retirándolo de su cuerpo, y alzó frente a sí para intentar distinguir bien lo que era. ¿Una manta quizá...? No, aquello tenía más bien pinta de ser una prenda vestir; específicamente, un sobretodo.

Además de que, dicho objeto desprendía un olor peculiar, el de una exquisita colonia que disfrutaba cada vez que entraba a su sistema.

Fue entonces que JungKook recordó bien dónde estaba:

La casa de su novio, Kim TaeHyung.

Sorprendido, abrió los ojos de par en par, la respiración deteniéndosele por un instante. ¿Cómo es que terminó quedándose dormido ahí? Aunque en realidad, eso no era lo más relevante, sino que, aquello no estaba en sus planes desde un inicio.

Sus padres deberán estar sumamente angustiados, ¿o enojados?, en ese mismo momento.

Puso el abrigo de nuevo en sus piernas, y enseguida miró a su alrededor con desespero en busca de su móvil, hallándolo rápido —para su suerte—, en la mesita de centro que estaba justo enfrente del sofá.

Sin pensarlo dos veces, lo agarró esperando encontrarse con las casi seguras múltiples llamadas perdidas y mensajes por parte de sus padres que... no había. La barra de notificaciones estaba vacía.

De paso, miró la hora: dos horas y cuarto de la madrugada.

JungKook tragó.

—Me matarán cuando llegue a casa —dijo, masajeando sus sienes, ya rendido—. Bueno, primero me castigarán y luego me matarán entre los dos.

Y no es que pensara aquello por que sus padres fueran extremadamente estrictos, no; mas es bien conocido cómo reaccionan los padres cuando sus hijos no cumplen con algo acordado.

La señora y el señor Jeon no pedían que su hijo les informara en todo momento lo que estaba haciendo y dónde o con quién se encontraba; sin embargo, sí le pedían que cumpliera con el horario que él mismo tenía oportunidad de poner.

Esa vez, había dicho que regresaría a más tardar a la veintidós horas con treinta minutos. Definitivamente se había pasado por mucho.

JungKook echó la cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá y largó un suspiro, resignado. Cerró los ojos para pensar mejor en qué iba a hacer ahora. ¿Podría volver a dormir? ¿Era buena idea enviarle un mensaje a sus padres? ¿Debería buscar a Taehyung o...?

Googie.

La piel de la nuca se le erizó por completo al escuchar un susurro en su oreja derecha. Con justa razón, pegó un brinquito de la impresión y, seguidamente, se giró completo hacia atrás para encontrarse con quien esperaba.

〚3S〛❝ Abrazo de oso ❞ ┊ k.th + j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora