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JungKook miró en sus manos, pensante, la prenda que se supone debía haberse ido con TaeHyung.

«¿La olvidó?», inquirió en su mente, algo nervioso, «¿o sólo quiere molestarme porque sabe que...?»

Suspiró, un poco tenso.

Ambas opciones eran viables.

No obstante, era cierto que al final no importaba cuál de las dos posibilidades resultara ser cierta, ninguna de ellas haría que se enfadase con TaeHyung, aquello era algo que nunca podría pasar.

Lo que sí, es que pensar en que vería desnudo el torso de su novio lo ponía un poquito —muy— ansioso. Ya que, pese a poder mirar su propio pecho cada mañana al despertar y cambiarse de ropa, por alguna razón, tratándose de su novio se sentía diferente.

Aunque, siendo honesto, tampoco es que le desagradara la idea. No obstante... ni siquiera era capaz de mudar su ropa frente al otro.

«Maldición, ¡¿por qué tengo que ser un jodido hormonal tan tímido?!», pensó para después soltar un bufido, algo frustrado.

De pronto, y gracias al silencio que reinaba en el resto de la casa, el sonido de unos pasos —no tan lejanos— provenientes del exterior, lo regresaron a la realidad.

Es hyung —dijo en murmullo, sintiendo cómo su corazón se aceleraba repentinamente.

Apurado, JungKook apagó la luz de la habitación y, seguidamente, se escondió debajo de las sábanas; ahí sin pensarlo dos veces cerró sus ojitos para fingir, por primera vez en toda la noche, que ya estaba dormido.

Y así, siendo que ahora sus oídos estaban más atentos a cualquier cambio de su alrededor, pudo oír perfectamente el pestillo de la puerta tanto al ser abierta, como cerrada. Aquello indicaba que TaeHyung estaba de vuelta.

Tragó duro, no sabiendo por qué.

¿A dónde diablos se había ido aquella pesadez en sus párpados?

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Lo primero que TaeHyung tenía pensado hacer tras ingresar a la alcoba, era buscar la camiseta que olvidó tomar al momento de salir hacia el baño para cambiarse, pues, si bien él no tenía problema alguno por andar con medio cuerpo al descubierto en su casa —y de hecho, acostumbraba a dormir de tal forma—, suponía que JungKook se sentiría algo abochornado. Lo conoce tan, pero tan bien.

Y es que, el pelinegro apenas y comenzaba a dejar atrás esa timidez por darle besitos inesperados a su querido hyungie, los cuales obviamente, aceptaba gustoso. Entonces, pensando en la situación actual, presentía que a pesar de ya haber tenido siestas juntos —en varias de las salidas que tuvieron a un manga-café—, este nuevo escenario sería algo más íntimo para JungKook, así como para él mismo. No iba a mentir, se sentía un poquito ansioso por ello.

Sin embargo, cuando entró a la habitación, se encontró con una escena distinta a la que imaginó sería.

—Mi cielito lin...

Kim calló su habla al notar que las luces estaban apagadas. Un segundo después, se percató de que su novio ya se encontraba arropado por las mantas de su cama; y aunque la leve iluminación del exterior que se alcanzaba a colar en su habitación sólo le permitía ver el flequillo del chico asomándose por encima de la frazada, concluyó que este ya había cruzado al mundo de los sueños hacía un rato.

«Guau, de verdad tiene que estar cansado», pensó, sonriendo inconscientemente. Enseguida, su mirada encontró la camisa blanca que había sido olvidada en el borde del colchón; la tomó entre sus manos, y meditó: «Bueno... Supongo que ahora no me tengo que preocupar por esto»; se hizo el inocente al alzar los hombros mientras su boca se volvía una linea recta, y sin más, botó la prenda a la silla pegada a su escritorio. Ya tendría tiempo para guardarla por la mañana.

〚3S〛❝ Abrazo de oso ❞ ┊ k.th + j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora