Reencuentro - Liovik 2

La Morada del Dragón

Vik esbozó una sonrisa a su compañero ante la propuesta del baño, y le besó con mimo la punta de la nariz. Se retiró un poco de Lionel con intención de levantarse, así que deslizó el brazo que rodeaba su cuello por debajo para incorporarse.

— Enfriarse tras el ejercicio es malo, no podemos remolonear mucho más.

Se acercó a la silla donde estaba su chaleco, y por consecuencia su varita, y mientras aún estaba sentade en la cama de espaldas al moreno susurró un "Aguamenti" para llenar la bañera.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Suspiró al ver que se apartaba de él, quería quedarse más junto a él, quizás después tuviesen más tiempo. Se apoyó en los codos para observarle fijamente, maravillándose con su musculosa espalda durante unos instantes, especialmente fijándose en el tatuaje.

— Igual a mi patronus, sí... —murmuró, pensando en voz alta.

No se alarmó al ver que sacaba su varita para llenar la bañera, estaba demasiado entretenido devorándole con la mirada, aunque finalmente acabó por salir de la cama, caminando sin pudor hacia el baño.

— Vamos, Khan, el agua se enfría —le llamó, quitándose el medallón antes de entrar en el baño.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

— Voy. Un segundo.

Se levantó de la cama y dejó que el moreno le adelantase. Por un momento se quedó en el sitio, detras del biombo que separaba la bañera del cuarto, e inspiró profundamente antes de deshacer su transformación.

Una persona con mezcla de rasgos andróginos salió de detrás del biombo, aún desnuda. Su torso seguía musculado, porque el trabajo realizado sobre su cuerpo se mantenía ahí, pero su rostro tenía facciones femeninas y un largo pelo negro como el carbón le caía por los hombros hasta casi las rodillas. La parte inferior del cuerpo también era femenina y delgada, aunque se notaba el entrenamiento en todo elle.

— Aquí tienes tú respuesta, Prefecto. El por qué no me duché con los chicos jamás —dijo con las manos colocadas en las caderas. Si alguien le hubiese pillado en las duchas de los chicos del colegio se hubiese montando un escándalo.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Había dejado el medallón en el mueble del baño, justo al lado de la pequeña tina con agua en la que se estaba quitando los restos de lo sucedido minutos atrás. Se giró para mirarle, apenas un vistazo rápido a su cuerpo antes de volver a mirarle a los ojos.

— Te queda bien el moreno —le sonrió levemente.

Si algo había aprendido con el paso de los años es que lo importante de una persona residía en quién era y no en qué cuerpo tuviese. Mientras que su yo adolescente había necesitado mucho tiempo para asimilar aquello sobre Vik, él no había tardado tanto en hacerse a la idea.

— Aunque me gusta mucho más el azul —se metió en la bañera y, todavía de pie, le extendió la mano. Ambos necesitaban un buen baño.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Le tomó la mano y se colocó en la parte opuesta de la bañera. Ahora era del mismo tamaño que el inglés, pero tampoco sabía si le gustaría el contacto físico en aquella forma.