01

151 14 1
                                    


¿Quién era ese hombre que estaba en el otro extremo de la mesa? ¿realmente era Eren? ¿era el chico del cual estabas enamorada desde los 10 años? Sostenías en tus brazos a una Mikasa temblorosa que sollozaba en silencio, mientras Eren golpeaba a Armin, no entendías, ¿qué pasó? ¿qué le sucedió? Soltaste a Mikasa para ayudar a Armin.

-¡Eren para de una maldita vez!

Tu gritó fue interrumpido mientras te interponías entre ambos hombres, un mal cálculo, o era demasiada la ira del momento, querías pensar eso cuando Eren te dio un golpe tan fuerte que caíste al suelo y tu nariz sangro al igual que tu labio. Todo se quedó en silencio. Sólo se escuchaban las fuertes respiraciones de los presentes. Todos estupefactos ante la escena. Eren te había golpeado, y no era un error.

Corrías rápidamente en dirección a tu casa, los bravucones de siempre estaban tras de ti, callejón tras callejón lograste perderlos de vista mientras sentías como si corazón se saliera de tu pecho, estabas demasiado agitada. Te recostaste en el callejón que estaba frente al pequeño estanque que había en tu distrito. Tomaste una larga respiración y dejaste que el aire del otoño entrara a tus pulmones y te relajara.

Después de un tiempo de descanso, saliste del callejón para sentarte cerca de un árbol que había cerca del pequeño estanque a leer el libro que tanto te gustaba. Estabas tranquila, hasta que escuchaste unos gritos y viste una bufanda roja siendo arrastrada por el viento, mientras un grupo de niños la perseguía.

Pasó junto a tu lado y te agachaste a recogerla, luego caminaste hacia los jadeantes niños para dárselas, pero antes de que pudieras hablar una niña de pelo y ojos negros te la arrebató con recelo.

-¡Mikasa!

Gritó un pequeño niño rubio. Te miró y exclamó

-Disculpa a Mikasa, sólo que esa bufanda es algo muy especial para ella.

La niña te miró seria mientras decía un pequeño "gracias".

-No hay problema. Adiós.

Te volteaste rápidamente hasta que sentiste que alguien agarraba tu muñeca, era el mismo rubio

-¡Espera! Creo que te he visto antes, ¿nos conocemos?

Tus ojos se ensancharon y asentías enérgicamente.

-¡Eres el chico de la librería! Claro que te recuerdo, me salvaste de una grande ese día.

Y claro que lo había hecho, anteponiéndose a los bravucones para recibir los golpes por ti y dejarte escapar.

-Eh Armin

Y lo viste, por primera vez, esos grandes ojos vibrantes de vida y energía.

Tu respiración se atascó en la garganta y tu cara ardió de un rojo como nunca mientras mirabas al pequeño castaño al lado de Armin. Nunca te habías sentido así frente a un niño.

Eras tan pequeña para comprender lo que te estaba pasando en ese momento.

-Tenemos que irnos, recuerda lo que tienes que mostrarnos.

Dijo el chico mientras golpeaba a Armin con el codo. El rubio te miró, y se emocionó recordando como tú habías estado buscando un libro sobre el mundo exterior en la librería sin saber que estaban prohibidos. Se volteó a mirarte

-¿Te gustaría venir con nosotros? Sé que te gustan los libros como a mí, y este especialmente te gustará, estoy seguro.

Levantabas tu cabeza en el momento en que sus fríos ojos jade se posaron en ti, sólo para escuchar palabras que parecían vacías, pero a su misma vez tan llenas de rabia.

Maice; Eren Jaeger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora