La Sirenita I.4

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La reunión siguió su curso todo era normal, reuniones aburridas, en donde todos discutían y al parecer no sabían ni porque discutían, lujosos banquetes en donde el reino de Lanling Jin hacia alarde de su basta fortuna y lo que descaradamente ellos llamaban pasar información de importancia, chismes en pocas palabras, no creía que ni las mujeres fueran tan prestadas a tal actividad como todas estas personas, lo único que para el valía la pena era que ver al príncipe Xichen, eso siempre le sacaba una sonrisa y lo ponía feliz de inmediato, pasar tiempo con el hombre mas hermoso que haya visto era sin duda un placer indiscutible, ambos se habían acercado un poco mas, compartían bastante tiempo, se veía a simple vista que se sentían tranquilos y a gusto el uno con el otro, incluso ambos reyes estaban pensando en una alianza por medio del matrimonio, habían quedado en que después de celebrada la reunión podrían tomarse el tiempo para poder hablar al respecto, sin duda seria una muy buena unión.


Pero...el destino a veces tiene preparadas sorpresas, en donde toma desprevenidos a todos, dejándote incapaz de escapar de sus garras.


Era el ultimo día de reuniones, ese día ya todos habían prácticamente terminado los negocios, aclarado acuerdos y posibles alianzas, todos llegaron al banquete, era la despedida, Jin Guang Shan levanto su copa para hacer un brindis y de pronto una flecha la atravesó vertiendo todo su contenido en sus lujosas vestimentas, al principio no entendió lo que sucedía, pero al voltear a su derecha y ver la flecha incrustada en la pared lo supo, estaban bajo ataque, grito pidiendo a sus soldados pero nadie entro, solo se escuchaba una burlesca voz chillante.


"Lo siento Jin Guang Shan, pero todos están muertos y antes de que lleguen los refuerzos todos ustedes perecerán en mis manos" Hizo un ademan con la cabeza y de pronto el salón se lleno de soldados del reino de Qishan wen, el que había hablado era Wen Chao, era reconocido como un abusador de primera, si algo no le agradaba simplemente lo desaparecía, así fueran lugares, cosas e incluso personas, todo con el respaldo del rey Wen Ruo Han, creyeron que ahora que la mayoría de los reinos se había unido ellos se detendrían, nadie esperaba que solo estuvieran buscando el momento idóneo para atacar.


"Príncipe Wen Chao ¿A que debemos su...visita?" El sarcasmo era evidente en la voz del rey Jin Guang Shan, este pedazo de basura no era nada, no tenia ni la fuerza para golpear una hormiga pero todos los guardias que lo rodeaban eran solo personal calificado, por eso se permitía ser tan arrogante.


"Oh, Jin Guang Shan, solo nos sentimos muy tristes por que no nos han invitado a jugar con ustedes, han sido muy malos y hoy lo van a pagar una vez que acabe con todos los reyes y herederos ¿Quien nos impedirá apropiarnos de sus reinos?" La sonrisa macabra que se dibujo en su rostro hizo sudar a mas de uno, ninguno tenia ninguna arma en este momento, si bien no eran un blanco fácil al contar con habilidades extras, seguían en peligro por la gran diferencia en numero, algunos se preguntaban ¿Como era que pudieron llegar con tal numero de personas sin ser detectados?


El infierno se desato de inmediato y cada uno buscaba defenderse o defender a sus seres queridos, Jiang Feng Mian sin perder tiempo tomo la mano de su hijo que se había quedado estático y lo jalo hasta llevarlo a resguardarse en un pilar.


"A-Cheng quédate aquí y no salgas, hasta que te de la señal,en cuanto eso suceda corre lo mas que puedas y no pares hasta que estés en un lugar seguro ¿Entendiste?" El menor negó con la cabeza y sujeto lo sujeto de la manga.


"Padre no por favor, yo también peleare, se que puedo ser de ayuda, déjeme pelear a su lado" Después del shock inicial su mirada cambio a determinación, pero que clase de padre seria si dejara que su pequeño hijo fuera a morir con el, negó y le ordeno.


"Es una orden de tu rey, haz lo que te digo, aun tienes el deber de ira Yunmeng y avisar a tu madre para que pueda contrarrestar cualquier ataque, ellas están solas, solo tu puedes hacerlo, yo intentare retrasar lo mas que pueda esto y en cuanto haya una oportunidad iré contigo, sera mejor si te desplazas por el agua, de esa forma no podrán atraparte y tendrás mucha mas ventaja, por favor hijo te prometo que volveré, solo sera por un momento ¿De acuerdo?" La forma en que lo decia parecía mas como si quisiera convencer a un niño pequeño.


Jiang Cheng entendió su deber y aun con lagrimas en los ojos se apresuro a esconderse y esperar la señal de su padre, misma que no tardo en llegar, una enorme columna de hielo se formo en medio del salón, esta era la señal, varios de los presentes aprovecharon para huir, incluido Xichen, que aun cuando también quería quedarse su tío lo obligo a irse y hacerle saber al consejo sobre lo sucedido, ellos sabrían como proseguir, todo era un caos afuera, los soldados de Qishan wen no hacían distinción de nadie, hombres, mujeres y niños eran lo mismo bajo sus espadas, con cuidado se apresuro a llegar al salón donde tenían las espadas resguardadas, recito un hechizo que dejo inmóvil a un soldado aprovechando el momento se adentro al lugar ahí vio las espadas de los reyes y de inmediato las puso en su bolsa quiankun, si su padre tuviera la suya tal vez podría ser mas de ayuda, así que volvió al salón, ahí varios de los reyes tenían heridas, se veían realmente exhaustos, Jiang Feng Mian logro ver a su hijo, mismo que intentaba entrar a hurtadillas al salón maldijo por lo bajo, su hijo era normalmente sensato ¿Por que justo ahora se le ocurría ser igual a A-Xian? Vio como una sombra se cernía sobre la espalda de su hijo, se movió de inmediato y grito su nombre, pero antes de que pudiera hacer algo una luz purpura lo cubrió, esa luz la reconocería donde fuera, era zidian ¿Como era posible que su hijo lo llevara con el si su esposa jamas se lo quitaba? No le importo en lo mas mínimo en ese momento, agradecía que su hijo estuviera bien.


"Oh vaya ¿No es el hermoso príncipe de Yunmeng?" La asquerosa voz los saco de sus divagaciones.


"Aléjate de el" Dijo Jiang Feng Mian, su voz cargada de ira algo totalmente fuera de lugar para el.


"Vamos su majestad, puede que te perdone la vida a ti y a tu querida familia si me entregas a este hermoso espécimen, solo quiero oírlo gemir debajo mio y calentar mi cama, te prometo que cuando me aburra te lo devolveré...aun que no se si sera en el mismo estado" Eso solo hizo hervir mas la sangre del rey de Yunmeng.


"Maldito bastardo, no vuelvas a mencionar a mi hijo de forma tan despreciable" Estaba a punto de golpearlo cuando es detenido por su hijo, por un momento cree que es miedo lo que siente y quiere consolarlo pero cuando le es entregada su espada, sabe el por que de la terquedad de su hijo.


"Gracias A-Cheng, pero esta vez si debes correr en cuanto te lo diga" El menor asiente.


"Que ridiculez ¿Crees que te lo voy a permitir? Todos ustedes Imbéciles, ataquen" Sin mas todos los soldados que aun mantienen peleas con los otros reyes se vuelven hacia Jiang Feng Mian, este aprieta el mango de su espada y se lanza al ataque, este momento es aprovechado por Jiang Cheng para dar entregar las espadas, los presentes agradecen el gesto y de inmediato vuelven a la batalla.


Esta vez Jiang Cheng se va sin mirar atrás solo rezando para que su padre este bien, atraviesa los pasillos, en los cuales la sangre y los cuerpos inundan el piso, trata de ser lo mas precavido posible, no quiere ser quien cause mas problemas a su padre, solo le falta entregar una espada, sabe de quien es pero no lo ve por ninguna parte, solo ruega no le haya pasado nada grave, encuentra un pequeño canal y salta de inmediato, se convierte en una sirena ya que una vez en el agua es invencible, avanza unas cuantas millas cuando en el cielo puede ver a un hermoso dragón blanquecino ser atravesado por flechas, ese solo puede ser quien esta buscando, nada hacia donde puede verlo mas de cerca su lomo ya lleva varias flechas incrustadas pero el sigue avanzando, Jiang Cheng se acerca mas, hasta que ve que preparan un arpón, si eso lo golpea lo matara, no tiene mas opción que cantar un hechizo para que el dragón pierda el conocimiento, de inmediato cae en picada y poco a poco se va transformando de nuevo en una persona, los soldados Wen no pueden hacer nada, la sirena de inmediato nada hacia donde cayo, necesita sacarlo pronto del agua antes de que se ahogue, nada a toda prisa, buscando un lugar seguro, justo cuando estaba por rendirse encuentra una pequeña cueva algo oculta por la maleza acuática, ahí lleva a Xichen, esperando no sea demasiado tarde.

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