Prólogo 1 || JULIO: Tu foto del DNI

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Música a todo volumen, risas, alcohol, humo, calor

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Música a todo volumen, risas, alcohol, humo, calor... Y de repente todo negro.

María se despierta de repente desorientada. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está? ¿Qué hora es? ¿No estaba de fiesta?

Nota unos brazos que la rodean y se gira bruscamente.

-María,-susurra Alex.-¿qué pasa?¿Estás bien?

Entonces poco a poco va tomando conciencia de la situación. Está en la cama que comparte con Alex en el pequeño apartamento al lado de la playa que han alquilado ella y sus amigos por una semana.

-¿Qué ha pasado? No me acuerdo de nada.

-Te dije que no bebieras tanto...-se ríe Alex.-Te tuve que traer a casa en brazos, me duele la espalda, para que luego te quejes de mi.

María le mira atónita.

-¿Qué me trajiste en brazos?¿En qué momento? Si yo me acuerdo de estar bailando en la discoteca y... no se que pasó luego, de repente lo tengo todo en negro. Tampoco había bebido tanto...

-No que va...-comenta el chico con sorna.-Pues no se si quieres saber lo que pasó luego...

-¿Por qué?-le mira inquisitivamente pero él no responde.-Alex, dímelo.

Ella tiene su característica expresión de niña indefensa que hace pucheros de enfado que al chico le puede. Le dan ganas de abrazarla de besarla y de no soltarla nunca.

Es una de las cosas que más le gustan de ella. Le fascina como puede pasar de parecer una niña buena que no ha roto un plato jamás, a la mujer más descarada y sexy que ha conocido. Y tan solo en unos minutos. Es increíble.

-Casi me violas.

Ella enarca una ceja.

-Ya, claro.

-¿No me crees? Mírame el cuello. Te tuve que apartar varias veces y al final te traje a casa porque como siguieras así iba a descontrolarme yo también y no estabas en condiciones.

En efecto, el chico tenía una marca bastante visible en la zona cercana a la oreja.

-Madre mía, yo no vuelvo a beber...

-Pero no pasa nada, ahora ya estás consciente y podemos empezar lo que ayer no se pudo, ¿no?-dijo él atrayéndola más hacia su cuerpo.

María sonrió antes del beso. Cuando Alex la miraba así ya no había nada que hacer. Imposible resistirse.

***

La brisa cálida. Las olas rompiendo contra la orilla. Él llega nadando por detrás sin que se de cuenta hacia donde está la chica con su mejor amiga y la hace una ahogadilla.

Se hace la enfadada pero los dos saben que no lo está.

Le gusta ser así de idiota y a ella le gusta que lo sea.

Se han quedado los dos solos.

Se besan. Labios con sabor a mar. Con sabor a felicidad. Porque ella no concibe sitio donde ser más feliz que en ese momento.

***

Último día de vacaciones.

María descuelga la ropa del armario y la va colocando en la maleta. Mañana por la mañana se irán pronto y ha decidido dejar la maleta lista para no ir luego con prisas. Esa noche también saldrán a modo de despedida por lo que no dormirán mucho y si se tiene que levantar antes posiblemente pierda el tren.

Cuando ha guardado toda la ropa echa un último vistazo al armario y coge un peluche de dragón que hay al fondo y una rosa.

Sonríe.

Recuerda cuando le regaló Alex el peluche el otro día en la feria del pueblo de al lado. Lo ganó en el bingo al que se había viciado.

Luego mira la rosa y piensa en como ayer llegó de repente con ella y se la dio como quien no quiere la cosa. No le quiso decir de dónde la había sacado y no sabe si prefiere no saberlo. Lo que le hizo ilusión fue el detalle. Porque él no es un chico cariñoso de los que te dicen todo el día lo guapa que eres. No es de los que están todo el día encima de ti regalándote cosas o haciéndote caricias. Es bastante de ir a su bola. Por lo que cuando tiene esos detalles con ella, le hacen el doble de ilusión.

Guarda las dos cosas en la maleta, con cuidado de no estropear la rosa, aunque posiblemente se estropee durante el viaje, pero no piensa tirarla.

-¡María!-grita Alex entrando en la habitación.-No había pizza barbacoa así que te la he cogido de queso, ¿vienes a comer ya?

-Si, ya voy que ya estoy terminando.

El chico asiente y se va a la terraza.

Ella le ve marchar y piensa en la primera vez que le vio. Hace un mes aproximadamente. Se lo presentó su mejor amigo para que se conocieran antes del viaje que habían estado organizando Candela y María con él. Alex y otros dos amigos suyos eran vecinos suyos y el chico los invitó para que el piso les saliera más barato. Lo que María no se esperaba era enamorarse de uno de ellos.

El día que lo conoció no le llamó la atención nada. Pensó que era un graciosillo al que le gustaba hacer el tonto con sus amigos y que se llevarían bien sin más. Pero empezaron a hablar, empezaron a conocerse y sin darse cuenta estaban hasta las trancas el uno del otro.

Cierra la maleta y la deja a un lado.

¿Cómo puedes sentir tanto por alguien en tan poco tiempo?

11 razones para olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora