CAPITULO 1: EMPIEZA EL JUEGO.

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Los días han pasado y el verano ha terminado. No tengo ganas de volver a clases, es el peor infierno que podrían sugerirme. Estos últimos meses han pasado volando, ni siquiera me he dado cuenta de que ya estamos en septiembre. El instituto no sirve de nada, solo para perder el tiempo, para pasarte las horas amargada mirando el reloj, contando cada milésima de segundo, observando cómo avanza la ágil y fina aguja de los segundos. Me imagino mi horrible tortura del futuro, protagonizada por estrictos profesores y montañas de deberes. Ni siquiera estoy preparada para volver con la rutina. Escribo a mis amigos por el grupo de Whatsapp con el fin de distraerme.

-¿Quedamos? <Yo, 11.05 a.m.>

-Sms. <Martita:), 11.06 a.m.>

-Me apunto colegas. <Mejo, 11.06 a.m.>

-Si. <Alicia, 11.07 a.m.>

-¿A qué hora? <Ex:(, 11.10 a.m.>

-Yo no puedo. <Mejor amiga <3:), 11.15 a.m.>

-Joder Jess, tenia ganas de verte. <Yo, 11.20 a.m.>

-Nos vemos mañana. <Yo, 11.20 a.m.>

-Ya ves tía. <Mejor amiga <3J, 11.21 a.m.>

- ¡Te echo de menos guarra! <Mejor amiga <3J, 11.21 a.m.>

-¿Quedamos para cenar? < Ex:(, 11.21 a.m.>

-Vale. <Alicia, 11.22 a.m.>

-¿A las 9 va bien? <Martita:), 11.22 a.m.>

-¡Hay que madrugar señores! <Christian, 11.22 a.m.>

-A las nueve en la pizzería de siempre. <Yo, 11.23 a.m.>

-Dale. <Yo, 11.24 a.m.>

-Aixxx... <Christian, 11.24 a.m.>

-¿Vienes o no? Christian <Alicia, 11.25 a.m.>

-Claro que vengo. <Christian, 11.25 a.m.>

-Perfecto. <Martita:), 11.26 a.m.>

Seguro que Jessica se ha pasado el verano hablando con Roser y Macarena... no las soporto de verdad, no sé porque, pero me ponen de los nervios.

-¿Estás quedando con las princesas Disney? <Yo, 11.26 a.m.>

-¡No! <Yo, 11.26 a.m.>

Seguro que me está mintiendo, no le creo nada. Mi madre me interrumpe en mis pensamientos de cólera.

-Hija, ¿cómo me veo? -me pregunta mientras modela su nuevo vestido de Carolina Herrera.

La miro de reojo sin apenas levantar la mirada del teléfono.

-Genial.

-Si ni siquiera me has visto. -farfulla- ¿De qué color es el vestido?

Suspiro y pongo los ojos en blanco. La miró de arriba a abajo, toda una diosa desde que nació. Con las piernas largas y delgadas, el abdomen marcado, su glamuroso cuello estrecho, la finura de sus mejillas, sus gruesos labios, su nariz perfectamente pequeña, sus abiertos ojos cristal marino, sus pestañas, su pelo,... la típica rubia perfecta.

-Aún no entiendo porque no soy rubia mamá. A veces creo que soy adoptada... -hago caso omiso a sus preguntas.

-No heredaste mis genes. -ríe.

El conejo y sus gazaposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora