CAPÍTULO 2: MENSAJES OCULTOS.

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Hago sonar el timbre con espanto por los hechos, con el temor de girarme y encontrarme con la horripilante sombra de la muerte.

-¿Quién coño es? –chilla la madre de Irene escandalosa y vulgar.

La puerta se abre pocos segundos después de mi llamada con sigilo. Irene sale apresurada y me sonríe. Es una chica bellísima de pelo negro, largo y ondulado. Con sus ojos redondos y verdes, su nariz pequeña y asimétrica, y sus labios gruesos y rosados. Detrás de esas paredes se oyen golpes y gritos. Irene cruza los brazos y me mira seriamente con los ojos llorosos y la rabia resentida. Aguantando el dolor que carga sobre sus hombros y el silencio que le impone la situación. Empieza a andar con gran rapidez sin darme tiempo a reaccionar.

-¡Irene para! ¡Espera! –chillo nerviosa.

Responde con una mueca desagradable.

-¿Qué?

-Antes me encontrado a una persona muy extraña, iba disfrazada de conejo. -intento explicarme pero parece absurdo una vez dicho en voz alta.

-Bueno y ¿qué tiene eso de malo? -levanta las cejas.

-No, enserio Irene. ¡Para! Ha sido muy aterrador, te lo juro. -Irene sigue andando- Parecía un psicópata y me ha dado un papel.

Irene se gira y me mira desinteresada por mi patética historia.

-Haver Judith, que hayas visto una persona disfrazada de conejo no tiene ningún mérito, sería un loco... Es más, hay muchos locos en el mundo y más por estas calles.

-Pero, en el papel dice que empieza el juego.

-¿Y qué? No le hagas caso, está loco.

-¿Qué juego Irene? -chillo aterrada.

-¿Quieres una calada? Pequeña gallina. -me habla con afecto.

La miró medio sonriente.

-Es de mariachi, como a ti te gusta. -me lo muestra.

-Esta bién.

-Irene y yo venimos. <Yo, 22.03 p.m.>

-Esperadnos. <Yo, 22.03 p.m.>

-Ya estamos por acabar, pero os esperamos igual. <Mejo, 22.05 p.m.>

Irene es una superheroína, nunca tiene miedo y siempre se muestra dura como una piedra. A veces se comporta como mi guardaespaldas y me hace sentir más cómoda y protegida. Noto el pequeño cierre de mis pestañas y la vista cambia por segundos, me siento tan contenta que olvidó lo ocurrido. Llegamos a la pizzería. Me siento donde antes, al lado de Adrián. Me quedo empanada pensando en la apariencia de mi mejor amigo sin brackets y gafas. Se vería guapo si fuera así, ya que su altitud y su pelo moreno me parecen atractivos.

-¿Qué tomarán? -pregunta el camarero al pie de la mesa.

-Un margarita.

-De acuerdo.

Apoyo mi cabeza en el hombro de Adrián y dejo que este acaricie mi pelo y juegue con él, me relajan sus actos melancólicos.

-Invita la casa. –me acerca mi cóctel preferido.

-Gracias.

Puedo adquirir cierto sabor en la bebida.

-Marta y yo nos vamos a ir ya. -Alicia siempre habla con una autoridad detestable.

Una vez pasada la charla de grupo decido ponerme en pie e ir a descubrir la identidad del sexy camarero.

-Nunca te había visto por aquí.

El conejo y sus gazaposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora