Acto primero; cuadro segundo

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Habitación pintada de rosa con cobres y ramos de flores populares. En el centro, una

mesa con mantel. Es la mañana. Suegra de Leonardo con un niño en brazos. Lo mece.

La mujer, en la otra esquina, hace punto de media.

Suegra:

Nana, niño, nana

del caballo grande

que no quiso el agua.

El agua era negra

dentro de las ramas.

Cuando llega el puente

se detiene y canta.

¿Quién dirá, mi niño,

lo que tiene el agua

con su larga cola

por su verde sala? Mujer: (Bajo)

Duérmete, clavel,

que el caballo no quiere beber.

Suegra:

Duérmete, rosal,

que el caballo se pone a llorar.

Las patas heridas,

las crines heladas,

dentro de los ojos

un puñal de plata.

Bajaban al río.

¡Ay, cómo bajaban!

La sangre corría

más fuerte que el agua.

Mujer:

Duérmete, clavel,

que el caballo no quiere beber.

Suegra:

Duérmete, rosal,

que el caballo se pone a llorar.

Mujer:

No quiso tocar

la orilla mojada,

su belfo caliente

con moscas de plata.

A los montes duros

solo relinchaba

con el río muerto

sobre la garganta.

¡Ay caballo grande

que no quiso el agua!

¡Ay dolor de nieve,

caballo del alba!

Suegra:

¡No vengas! Detente,

cierra la ventana

con rama de sueños

y sueño de ramas.

Mujer:

Mi niño se duerme.

Suegra:

Mi niño se calla.

Mujer:

Caballo, mi niño

tiene una almohada.

Suegra:

Su cuna de acero.

Mujer:

Su colcha de holanda.

Suegra: Nana, niño, nana.

Bodas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora