1
Pregunta de amor.Ella pensaba seriamente una simple pregunta que yo le había hecho hace apenas unos instantes, a la que no debía darle una gran importancia, se miraba las manos con timidez y al mismo tiempo me miraba de reojo en dirección a los míos con una expresión de vergüenza.
— ¿Entonces si me dirás?—pregunte—no te lo tomes tan enserio amor solo es una pregunta.
— Y cuál era tu pregunta—hizo una pausa para responderse ella misma—así que, que te diría si me dijeras que solo te quedan veinticuatro horas de vida.
— ¡Si dime!—exclame—y deja esa cara de niña inocente que no te queda.
De improviso y sin ningún aviso ella salto a mi agarrándose de mi cuello colocándose de puntillas y acercando sus labios a los míos regalándome un dulce y apasionado beso el cual me transporto aun estado de gozo perpetuo que toda esa mescla de sensaciones como el sabor sus labios, el calor de sus brazos, la ternura de su estatura y el latir de su corazón en su pecho, solo podía comparar con dos cosas la perfección y el amor.2
Mucho más.La miraba a los ojos, esos ojos hermosos de color miel que decían soy solo tuya nunca lo olvides y me lo terminaba de confirmar al darme un pequeño y dulce beso que pronto descubriría que también estaba lleno de pación y lujuria.
Se había sentado sobre mi (sin que yo pudiera detenerla y tampoco pensaba en detenerla) en una señal de dominio que permití tener sobre mí para su placer y el mío, sin ningún aviso ella se empezaba a deshacerse de su blusa dejándome ver así la más hermosas de las siluetas femeninas que solo seria para mi esa noche y muchas más.
—Qué esperas, termina de desvestirme—me susurro al oído provocativamente.
De inmediato acate la orden y sin ninguna piedad me dirigí a quitarle el bra de color rosa que llevaba puesto hasta hace unos segundos lo que me alegraba mucho, permitiéndome así ver sus perfectos y delicados senos, tan solo verlos me hicieron perder el control de mi cuerpo colocándome sobre ella y dándole un beso en el cuello le dije:
—Te amo.3
GraciasLa miraba a mis pies intentando no reír por lo torpe que era al caerse de culo contra el suelo por culpa de sus propios pies.
Extendí mis manos aun aguantando la risa, ella miraba la palma de mi mano y luego a mi como si dijera (puedo sostener tu mano) yo solo moví mi cabeza en señal de aprobación.
—Gracias—dijo, ella agarrando mi mano y mirando con ojos dulces.
—Vamos apura, mama nos espera.4
HermosaEsteban había llegado a mi casa ase como una hora a pasar el rato como hacía casi todo los días y sin saber cómo empezamos hablar de mi nueva novia que aparecer a él no le gustaba.
—Porque no la dejas ir—preguntaba esteban mientras se ponía cómodo en el sofá de mi casa.
—Por qué la amo—le respondía mientras le miraba a los ojos un poco molesto por su pregunta.
—Cálmate amigo solo era una pregunta, como veo que la relación no está funcionando—decía esto al mismo tiempo que encendía la televisión.
—Sabes que he invertido mucho tiempo en ella para dejarla libre así como si nada—respondí orgullosamente—además a que te refieres con, que la relación no está funcionando.
Mientas decía esto esteban colocaba en la televisión la grabación en vivo de la cámara de seguridad del sótano en la que la vi a ella con su hermoso cabello negro, piel tan blanca como la nieve, en conjunto con un rostro tan lindo e inocente como el de una niña y todo eso en vuelto en un cuerpo de diosa que solo era cubierto por las pocas prendas que llevaba puesta.
Se veía hay de pie junto a la cama intentando ir de un lado para otro sin llegar muy lejos ya que las cadenas que se aferraban a su tobillo izquierdo le limitaban ir más lejos de los dos metros que le permití tener.
Mientras me perdía en su belleza esteban me miraba como si estuviera pensando muy bien que palabras decirme y al final de tanto pensar dijo:
—Amigo seré directo, mírala está intentando escapar o que el amor te tiene siego que no lo ves.
—Y que las anteriores también lo intentaron—respondí mientras se formaba una sonrisa picarona en los labios.5
Alas de ángelCorría al borde de un edificio de 23 pisos de altura, deteniéndose justo en el borde del abismo pensando en lo pequeño que se ve todo a esa altura.
Giraba dando media vuelta para ir asía atrás y tomar un mejor impulso. Y saltar más alto para rozar las nubes con las yemas de sus dedos, llegar más lejos y logras abrasar los que ya se han ido.
Empezaba a mover sus piernas a gran velocidad, poniendo un pie delante de otro sin pensar en nada solo sintiendo lo que le rodea. El en su rostro y cabello, el sonido de sus pasos, el sol que le segaba los ojos obligándole a cerrarlos y el olor de unas rozas que se hallan en un pequeños jardín en la azotea.
Ya no sentía más el suelo a sus pies.
Se sentía mejor que nunca, totalmente en calma y paz porque sabía que vendría y eso por una extraña razón le tranquilizaba.
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