Temo caer una vez más.

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        ¿Sabes lo qué se siente cuando miras al sol? ¿La manera en la que te ciega y no puedes ver nada en absoluto? Ese era él. Tal vez fue el destino o quizás solo suerte. No estoy segura. Pero cuando algo muy inesperado sucede en la vida de alguien debe ser por una razón, ¿no te parece? Esto es lo que pasó, algo inesperado. Él nunca había supuesto lo mucho que significaba esto para mi. Nunca supe que caería tan fuerte. Pero lo hice.        

        No puedo negar que la razón de mi felicidad era su nombre. Su existencia se convirtió en mi perdición, pero no podía vivir sin él. Por mucho que lo intentaba, no podía sacarlo de mi cabeza. Porque era la maldita razón por la que me quedaba despierta toda la noche...Solo quería un abrazo. Abrazarlo y tener mi mundo en mis brazos. Porque nada me hacía más triste y nada me hacía más feliz que él. Todo era tan fácil para mi amarlo, que me asusta. Porque estar en el lugar correcto, en el momento adecuado no siempre es fácil. 

        Es triste pensar en que no es nada sencillo que tu deseo se cumpla. Más esto funciona así; unas personas ganan y otras, pierden. Y la parte más triste es que esa soy yo. Es bastante triste ¿verdad? Pasamos nuestra vida tratando de saber que pasará después y día tras día nada cambia. Es odioso y abrumador como cosas inesperadas se convierten en tu día a día. Como cuando tu vida toma un giro dramático y de repente es todo tan diferente y te suceden cosas inesperadas. Tantos planes, tantas ilusiones, y tanto para recordar. ¿Recuerdas cómo nos encontramos? Incluso cuando no estábamos mirándonos el uno al otro, como si la vida ya lo tuviera pensando. Pero como ya dije, cosas inesperadas suceden. No cuando lo queremos, pero si cuando más lo necesitamos. 

Se sentía como si él estuviera tan cerca, pero yo tan lejos. Pero no me importaba, porque sabía que estábamos bajo el mismo cielo y permanecía observando las estrellas con la esperanza de que tu estuvieras haciendo lo mismo. Mientras esperaba a que nos viésemos en algún lugar del mundo. De alguna manera, cuando el tiempo fuera correcto, cuando estuviera lista. Cuando ya no tuviera miedo. Temía que no iba a ser lo suficiente. Pero ahora temo caer una vez más. Por ti, por la manera en la que me hacías disfrutar, cantar, bailar y sobre todo llorar.


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