Entre sueños y estrellas. [Taekook]

2. Irreal.

Taehyung esperó como cada día, a su mejor amigo en el comedor de la universidad, observó el reloj en su muñeca dándose cuenta de que estaba más atrasado de lo normal, apoyó sus brazos en la mesa y acomodó su cabeza entre ellos.

Después de ese extraño e inverosímil sueño, se despertó de golpe sin comprender que rayos fue eso, cada vez que recordaba aquella situación más preguntas y dudas se asomaban en sus pensamientos. Luego de reflexionar un tiempo, evadió esos sentimientos tan incoherentes y concluyó que se trataba de sólo eso, un sueño; esa situación no fue real y el tal Jeon Jungkook no existía.

Para aprovechar el tiempo, sacó su cámara del bolso que tenía al frente y comenzó a revisar las imágenes que había tomado para su proyecto sobre paisajes naturales y emociones, hace unos meses que viajó con algunos compañeros de clase hacia hermosos lugares de Corea para fotografiar tal pulcra naturaleza, sólo era cuestión de días para la entrega del proyecto.

Mientras se encontraba absorto en su revisión, su amigo Jimin llegó corriendo hacia él y se sentó a su lado, su cabello rubio estaba despeinado y tenía ojeras bajo sus ojos, sin duda una apariencia terrible.

—¿Qué bus te atropelló?

—Anoche dormí hasta muy muy tarde, no escuché el despertador ésta mañana y perdí el autobús, creo que falté a una clase pero el punto es —Sacó su desayuno del bolso que apoyó en la mesa. —que ya estoy aquí.

—Ajá.

—Kim Taehyung, es enserio. —Le dio una mordida a su sandwich.

—Te creo, pero te faltan detalles.

—¿Detalles?

—¿Con quién te quedaste hablando hasta tarde? —Una sonrisa burlona apareció en sus labios. —¿Comienza por Min y termina en Yoongi?

Jimin se atragantó con su sandwich y sacó rápidamente una botella de agua para beber un poco.

—Cierra la boca.

—Tengo razón.

—No.

—¿Entonces por qué estás tan nervioso?

—Pff, ¿Quién está nervioso?

—Entonces no te molesta que tome prestado tu celular. -—Abrió rápidamente uno de los bolsillos en el bolso de Jimin pero éste lo detuvo abruptamente. —¿Entonces?

Las puntas de las orejas de Jimin adquirieron un tono rosado y, con la cabeza gacha, dijo —Sí, hablé con él.

Taehyung exclamó en sorpresa y abrazo a su mejor amigo. —¡Mi Jimin-ah tiene novio!

Jimin lo empujó. —Cállate, hay más personas aquí.

Taehyung frunció el ceño restándole importancia y el celular que tenía en un bolsillo de su pantalón vibró, lo sacó y revisó la alarma.

—Tengo clase, ¿Te veo después?

—No lo creo, estaré ocupado todo el día ensayando, pero si algo ocurre y salgo más temprano, te llamaré.

—Está bien.

Dirigiéndose hacia su salón de clases, hacía lo que siempre hacía al tener que caminar una larga distancia, pensar y sobre analizar cualquier cosa que a los ojos de otras personas resultaría una cuestión minúscula e irrelevante, llendo desde temas insípidos como el por qué las gallinas no pueden volar, hasta cuestionar la existencia misma y la creación del universo, parecía que Kim Taehyung no podía estar un minuto sin cuestionar algo, sin hacerse tantas dudas y, la verdad, eso le hartaba.

—Desearía dejar de pensar tanto.

A veces quisiera ser como su amigo Hoseok, tan descomplicado y lleno de libertad, sin ataduras en su mente y sin demasiadas preocupaciones.

Esa mañana descartó la verosimilitud de su extraño sueño en un esfuerzo enorme por aceptarlo, pero ahora, no podía dejar de pensar en ese chico, en Jungkook.

Por lo general, Kim Taehyung olvida cada sueño que tiene, o las personas conocidas con las que sueña se ven borrosas o distorsionadas en aquellas imágenes creadas en su inconsciencia, pero a Jeon Jungkook lo captó con demasiada claridad, casi como si tuviera el lente de su cámara frente a él, y es que no podía dejar de pensar en sus ojos, tan enormes y llenos de vida, preciosos y con las estrellas que aquel cielo nocturno reflejadas en ellos, la luz que emanaba el manto azul oscuro reflexionaba en sus mejillas dándole una apariencia angelical y, sencillamente, increíble.

Sonrió levemente, a ojos de otras personas que pasaban por el pasillo, Kim Taehyung lucía como un niño atontado con la mirada perdida, pero en realidad, él sabía perfectamente donde se encontraba, o bueno, donde sus pensamientos se encontraban, y estaban justo frente a esa sonrisa y aquellos ojos que sin darse demasiada cuenta, caía cada vez más por ellos.

Al estar tan absorto en su mente, no se dio cuenta de la persona que caminaba en su dirección y tropezó con ella, cayendo al suelo.

—Por dios, ¿Estás bien? —La otra persona estiró la mano hacia Taehyung, quien estaba en suelo, confundido.

Taehyung ignoró la ayuda y se levantó por sí mismo, disculpándose con el chico que tenía frente a él.

—Lo siento mucho.

—Está bien, ten cuidado, no estabas viendo al frente.

—En verdad lo lamento. —Hizo una reverencia y el chico siguió su camino.

—Ah, Kim Taehyung, deja de pensar en estupideces.

Atontado por un chico irreal, sonaba estúpido.

Debido a su falta de concentración en el camino, se dio cuenta de que se había pasado una distancia considerable y ahora tenía que regresar por donde vino hasta encontrar su salón.

—Maldita sea. —Bufó.

Acomodó su ropa sin delicadeza y ésta vez, se concentró en el camino para no volver a tropezarse con alguien más.

Al llegar a su salón, se disculpó con su profesor por llegar un poco tarde y tomó asiento.

Un chico irreal.

Y en algún lugar de Busan, estaba un jóven de ojos brillantes pintando en un salón vacío lo que parecía ser un retrato de un chico con cabello oscuro, ojos entrecerrados y una tierna sonrisa, al fondo, un campo verde y un cielo estrellado.