Prólogo.

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Al abrir los ojos lo primero que observó fue un vasto campo verde, en el centro, un enorme roble frondoso con pequeñas luces flotando alrededor de la copa, titilantes y calmadas luciérnagas.

El aire era puro, inhaló profundamente y sintió como cada músculo en su cuerpo de relajaba y se mecía pacíficamente con el viajar del viento, bajó su mirada, sus pies descalzos acariciando la suave hierba; sonrió. Elevó el rostro para observar el cielo nocturno bañado de estrellas, titilantes y regadas cuales granos de arena a la orilla del mar, apreció como varias estrellas fugaces viajaban sobre el manto oscuro que cubría la tierra.

La suave brisa aligeraba el peso de su cuerpo, cerró los ojos y se concentró en sus otros sentidos; sentía como el viento acariciaba su piel, como podía escuchar el armonioso ruido de la hierba chocando contra sí misma, bailando sobre la superficie.

Pero entre aquella relajación, escuchó pasos acercándose con cuidado hacia él desde atrás, volteó ligeramente su cabeza, agudizando su oído, y entonces, lo escuchó a menos de un metro de distancia.

—¿Hola?

Giró para observar a dicha persona, y se encontró con los ojos más puros y hermosos que alguna vez había visto en su vida.

Entre sueños y estrellas. [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora