La mesa

O c h e n t a llEpílogoll

♔Ochenta

Epílogo

7 de Diciembre del 2014.

Peter entró al salón de inglés con la ligera esperanza de que la chica le hubiera respondido del porque se encontraba tan misteriosa la semana pasada, desgraciadamente ese fue el único tema que se le pasó por la cabeza, ella, ella, Becca, su misteriosa mente. ¿Qué plan tenía ella? carajo, no podía dejar de pensar en  ella.

Observó el pupitre que durante un par de meses los conectó, pero ese día no había ninguna recado de parte de ella, pero... ¿Por qué?

Se sintió tan impotente de no tener una respuesta concreta, ya que Beca pudo enfermarse, aunque él no lo deseará o hubiera salido de viaje u otra razón.

Notó que él era el único de en el salón, aun faltaba unos tres minutos para que la clase diese inicio, y segundos después llegaron algunos chicos de la clase. Y Arthur, uno de sus amigos, de hecho, el más unido, se acercó.

—Hey, Peter.

—Hola Arthur, ¿por qué esa cara larga? —preguntó divertido.

—Cosas, no es nada.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad?

—Ajá, si, lo sé —bufó ligeramente.

—Señorito, ella ya regresará.

—¿Cómo sabes que es una mujer? —preguntó, impresionado.

—Son mujeres. —Se encogió de hombros, restándole importancia. Se sentó en la fila de a lado, como diariamente lo hacía.

A los pocos minutos el maestro de inglés entró por la puerta, dejando su maletín café en el escritorio, empezó a preparar su material para darle inició a la clase.

Peter sacó su libreta de inglés y abrió esta en la última página en blanco para seguir las instrucciones de su maestro, lo cual rara vez hacía, él empezó a escribir la fecha de ese día.

—Alumnos, hoy haremos una comprensión de lectura, les pasaré esta y al final vendrán algunas preguntas, son abiertas, y quiero que me lo respondan, tendrán veinte minutos para realizar el ejercicio, lo revisaremos grupal, así que no quiero que vengan, ¿de acuerdo?. Tengo que preparar su examen de la siguiente semana —el maestro concluye mientras termina de repartir las hojas por todo el salón.

Claramente el maestro recibió puros abucheos de sus alumnos cuando notaron el largo de la lectura.

—No se quejen, y trabajen.

Peter obedeció, era un buen lector,  podía entender y retener mucha información a la primera leída, pero necesita estar completamente concentrado, el mundo iba a desaparecer por unos minutos, incluso Beca, se dispuso a leer.

A los instantes se escucha que llaman a la puerta, el maestro da un grito dando permiso de que puede entrar, al notar a la persona parada en la puerta, asiste . Todos los alumnos de la clase centraron sus ojos en ella.

—Señorita Halminton, llega tarde quince minutos — regañó el maestro.

—Lo siento, no volverá a pasar, el cambio ha sido un poco frustrante y repentino. –—Se encogió de hombros.

—Lo entiendo, pero no es excusa, pase, tome un juego de hojas y pase a sentarse en algún lugar disponible. —El maestro regresó a su trabajo mientras la señorita hacía lo que su autoridad pidió.

Buscó entre los alumnos algún asiento disponible, y solo se encontraba uno, detrás de Peter. Ella al notarlo, caminó hacia la mesa disponible, y sonrió de lado al ver al chico, se sentó en su lugar, sacó una libreta, y un lápiz, le dio una ligera mirada al maestro, quién se encontraba concentrado en lo que sea que estaba haciendo, y finalmente arrancó un pequeño pedazo de papel y escribió:

❝¡Feliz navidad, querido Peter!, te dije que Santa Claus tal vez vendría antes a darte tu regalo de navidad.

- Con amor, Beca xX.❞

Ella hizo el papel en una bolita pequeña y tocó el hombro de su compañero de el frente, Peter se dio un poco la vuelta.

—Esto es para ti. —La chica pelirroja sonrió.

Peter sentía que conocía a la chica, pero no tenía idea de quién podría ser, tal vez una volada que quería algo con él, tomó la notita, le regaló una diminuta sonrisa y se regresó a su posición anterior.

Realmente no le interesó leer la nota, pero como dicen: "La curiosidad mató al gato." 

Leyó el pedazo de hoja, y sus ojos se iluminaron y sus labios se extendieron en una ancha sonrisa. No lo podía creer, ¿Beca en el turno matutino? Se apuro a escribirle una pequeña nota que decía:

❝Beca, no es que no te quiera aquí, pero... ¿¡cómo carajo estas aquí!?. Y esto es más hermoso de lo que imaginé, me gustaría tanto voltearme y darte un abrazo, pero... Ya entiendes, y pues gracias, porque Santa cumplió mi regalo, mucho antes de navidad, y pues, si ya nos tenemos uno en frente del otro, ¿significa que es un adiós para nuestra mesa?

- Tuyo, Peter :)❞

Hizo bolita el papel, y discretamente le lanzó la bolita por su hombro, cayendo en el pupitre de Beca.