Prólogo.

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'' Los ángeles caídos eran los soldados de Dios que cayeron a la tierra luchando contra los demonios de Satán. Estos seres, nacían como seres humanos y morían como tales. Aquellos tenían cualidades que se consideran propias de los ángeles, como la bondad, la inocencia, la belleza.''

''En esta vida cada uno de nosotros tenemos un ángel que nos acompaña a todos lados pero sobre todo está en los peores momentos, así que cuando estés en tu peor momento, sólo tienes que llamarlo con tu corazón y él estará allí para ti.'' Eso decía mamá cuando tan sólo era una niña de seis años, en donde mi vida se basaba en jugar a las escondidas y evadir cualquier tema que pudiera preocuparme.

¿Qué podía preocuparme a esa edad? Aquello se repetía una y otra vez en mi mente, las palabras volaban dentro de aquel paredón blanco donde no podía lograr formar una oración.

Tal vez era la droga que mantenía dentro de mi cuerpo o el espejismo de poder recrear esas imágenes que eran lo único que no bloqueaba de mi pasado.

El frío calaba mis huesos en aquella noche Londinense donde las luces se volvían más radiantes que ninguna, donde aquella ciudad que había odiado desde el primer día ahora mismo la amaba y me apenaba no poder haber visto o recorrido aún más de ella. Estaba pensando que cuando estas a punto de morir todo tiene sentido, incluso el viento que acaricia tu cuerpo y hace que tu piel se erice. Los seres humanos podemos sentir. Sentir.. Sentir es percibir una sensación, ya sea desconocida o conocida. Y lo único que había sentido en estos últimos años era el lado oscuro de sentir, la repulsión, la bronca, rencor, pero sobre todo eso y de cualquier sensación fea en mi primer lista estaba el odio y el dolor. No podía sentir otra cosa que no sean esas..

Estaba lista, estaba lista para morir finalmente.

Sonreí a medias y mis ojos por última vez se llenaron de lágrimas haciendo que mi garganta queme al no dejar salir aquel sollozo. Abrí mis brazos y cerré los ojos dejando que las lágrimas recorrieran mis mejillas, así que tome aire y luego lo exhale para sentirme viva por una única vez.

Debía hacerlo era el momento, era ahora o nunca.. No podía permitirme ser cobarde después de todo lo que había vivido.

Abrí los ojos y mire el horizonte, estaba en el puente de la torre de Londres sobre el rio Támesis, miles de autos pasaban a una velocidad vertiginosa. Voltee para mirar si alguno de ellos se detenía para observar mi última acción pero ninguno se detuvo. Así que esta vez tome valor y di dos pasos hacia adelante estando al borde de aquel puente donde el río Támesis me recibiría como una sirena, la sirena del Támesis. Sonreí por inercia al estar pensando en aquello y sin más que pensar abrí mis brazos una vez más y me impulse hacia adelante.



Y entonces ahí lo vi.. Con sus alas abiertas. Pestañee varias veces para poder comprobar que lo que decía mamá era cierto, era un ángel. Estaba en el cielo. Sus ojos verdes me examinaron de manera preocupada y una mueca se asomaba por sus perfectos labios carmesí. Quise abrir la boca para preguntarle cuál era su nombre pero él me aferro a su cuerpo temblando, lo mire débilmente y mis ojos comenzaron a pesarme y le sonreí, finalmente estaba en casa, debía ser el viaje lo que me canso, ese viaje que dicen que tenemos todos antes de morir.

- Ángel.. – Susurre llevando una de mis manos a su rostro de porcelana para poder acariciar aquellas mejillas que estaban rosadas, debido al frio. Mi mano se detuvo en mitad de camino y mis ojos se cerraron de manera involuntaria y ahí caí, caí en un sueño profundo, donde el sueño que siempre había soñado se había cumplido, el ángel estaba junto a mi justo como había dicho mamá.

Ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora