capítulo 8 mi poder

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Pov Karin

Desperté en un lugar extraño. – No tengo ni la mínima idea de dónde demonios estoy, pero... de alguna forma se me hace conocido... como si se repitiera un sueño –. Era una cueva; aunque sobre mi cabeza pude ver que corría un río de lo que parecía ser lava, como si yo estuviera parada en el techo; noté un movimiento delante mío y miré hacia mis pies dándome cuenta que estaba envuelta en llamas.

Instintivamente cerré los ojos pegando un grito mientras brincaba hacia atrás. Al caer con los ojos cerrados en otra parte de la cueva y no sentir que me quemaba, suspiré aliviada. Abrí los ojos como platos mientras observaba que aún seguía dentro de las brasas; abrí la boca para intentar gritar otra vez, cuando una voz misteriosa sonó desde todas las direcciones.

– Serás boba, deja de gritar, haces que me duela la cabeza.

Aún con la boca abierta intenté reprimir un grito...pero no pude. La voz volvió a hablar, pero esta vez parecía muchísimo más molesta que antes.

– Qué molesta eres, te dije que no gritaras. ¿Estás sorda o qué?

Quería volver a gritar; sin embargo, esta vez sí pude contenerme. Algo me decía que no quería problemas con esa voz misteriosa, no podía definir de dónde venía así que pregunté en voz alta a la nada, de dónde provenía la voz, la cual me contestó – Estoy aquí...¡¡¡Y te dije que dejaras de gritar!!! – Rápidamente me di vuelta y la pude ver. Era una chica de piel pálida, ojos rojos y pelo negro. Le pregunté quién era y qué quería de mí. Ella me miró con rabia, aunque también había algo de tristeza en sus ojos. En ese momento sentí que algo tiraba de mí hacia un lado y cuando menos lo esperaba me encontré cayendo; ese extraño lugar ahora no estaba de cabeza sino de lado. Nuevamente escuché la voz de la chica. – Estás lista, pero tu miedo te controla. Encuéntrame y recupera lo que es tuyo, tu poder siempre ha estado aquí iiiENCUÉNTRAME!!!

Sus palabras hicieron eco en mi cabeza, mientras algunas rocas se desprendieron de la cueva y empezaron a caer junto a mí. "ENCUÉNTRAME". Las palabras de esa chica se repitieron en mi cabeza, miré todo lo que caía a mi alrededor. – Te encontraré – murmuré; en ese momento, de cada piedra que caía salió una cinta blanca. Entonces la vi. Era una cinta roja, la cogí y jalé de ella; cuando vi el otro extremo me percaté que estaba unido a una roca que a simple vista era como las demás, la acerqué a mí pero antes de poder siquiera tocarla algo me hizo voltear la cabeza hacia el lado contrario. Vi otra cinta, que no era ni blanca ni roja. Era negra. Sin darme cuenta esta flotó hacia mí y me mostró una roca igual a todas; sin embargo, tan solo verla provocó que un escalofrío recorriera mi espalda. Rápidamente toqué la piedra que tenía la cinta roja con las puntas de mis dedos, pero al mismo tiempo la de la cinta negra chocó con la otra mano y en un segundo todo volvió a la normalidad. Bueno... más o menos.

Seguía de pie en el techo, tenía una piedra en cada mano y seguía en el interior de brillantes flamas carmesíes. Suspiré. Aunque el fuego no me quemaba, me sentía rara al encontrarme rodeada de llamas. Puse ambas rocas delante de mí y las observé. De un momento a otro ambas se convirtieron en bolas de fuego; cerré los ojos y pegué el cuarto grito desde que llegué a esa rara cueva. Cerré la boca casi de inmediato y abrí los ojos. En mis manos ya no había dos piedras. En cambio, en la que había estado la cinta roja había una hermosa Katana mediana con una hoja brillante y una empuñadura negra y roja. En la otra mano tenía una máscara que parecía una calavera con líneas negras y con una especie de plumas a los lados. Fue entonces cuando escuché de nuevo esa voz, y esta vez parecía estar discutiendo con alguien; luego escuché otra voz.

– Ahora que las escucho bien, al igual que el sitio se me hacen familiares. Levanté la cabeza en la dirección de donde provenían las voces y vi a la chica de antes. Entonces pude observar a la dueña de la otra voz. ¡Era igual a mí! Pero... era completamente blanca y negra, con los ojos dorados y una pupila muy negra como el carbón. Sin parecer percatarse de mi existencia, siguieron discutiendo un buen rato, un muuuuuy buen rato. Como estaban un poco lejos no alcanzaba a escuchar su conversación, pero entendía palabras o frases sueltas, como "tramposa" o "eres tonta si crees que desaparecería". Rápidamente una gota estilo anime pasó por mi cabeza. En ese mismo momento la "yo" blanca se volteó en mi dirección y me sonrió, burlona. La otra chica también se volteó para mirarme, y ambas comenzaron a correr velozmente hacia mí mientras gritaban – ¡¡¡ELIGE!!! Yo me sobresalté, no sabía qué hacer y de igual forma no tuve tiempo de nada. Lentamente como en un sueño comencé a caer. Escuché la voz de la chica que había visto primero – Di mi nombre, rápido.

Instintivamente me coloqué la máscara y puse frente a mí la Katana. – Hiiro no yoru – murmuré antes de desmayarme. Ella sonrió.

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Nota de la Autora: Siiiiiiii, al fin subí un capítulo nuevo y ya no es edición, espero que les guste muchísimo este cap. porque me quedé escribiéndolo hasta tarde. No olviden darle una estrellita y escríbanme en los comentarios cuál fue su parte favorita. Bueno, creo que eso es todo... esperen, me faltó algo.

Hiiro no yoru: Noche escarlata.

Ahora sí, muchas gracias a las personitas que me leen y hasta el próximo cap. Sayonara.

Por ti soy lo que seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora