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Aplicó el rubor rosado en mejillas, intentando difuminarlo bien, después tomó el brillo labial, colocándolo en sus labios con delicadeza, finalmente cepillo su cabellera rubia.
Se miro al espejo examinando su rostro.
— Tal vez le guste. — Dijo no muy convencido del maquillaje en su cara. Escucho el sonido de la puerta, y nerviosamente arreglo su atuendo.
Se alejó del espejo del baño y abrió la puerta, suspirando fuertemente para salir de la habitación y recibir a su guapo novio.
— Hola Soobinnie. —Saludo nervioso, intentando que su voz sonará lo mas lindo posible.
— Hola cari... ¿qué te hiciste en la cara?—pregunto al instante después de ver la cara de su novio.
— ¿te gusta? — pregunto dando una sonrisa tierna y nerviosa a la vez.
— mi amor parece que un unicornio te vomito la cara. —bromeo acariciando su mejilla.
Seguramente pensaba que se veía feo.
Bajo la mirada con lágrimas acumulandose en sus ojos y camino a su habitación con rapidez, encerrándose en ella, dejando a un Soobin en estado de Shook.
¿Habia dicho algo malo?
Por supuesto que lo había dicho, era un idiota.
Se acercó a la puerta y escuchó sollozos, se maldijo internamente, odiaba que su bebé llorara, más el hecho de que el fuera el que lo provocó.
— Bebé, ¿q-que pasa? —pregunto sin recibir respuesta. — cariño, estaba jugando. — tocó la puerta repetidas veces— Yeonnie abreme.
— ¡No! —grito del otro lado de la puerta. — no q-quiero que me veas, me veo feo. —Escucho su voz temblar, su corazón dolió.
— Choi Yeonjun, ábreme ya. —Su voz sonó más dura, sabia que si hablaba así el mayor le iba a obedecer.
Escucho el sonido de la cerradura abrirse y sonrió victorioso, siempre funcionaba, pero su cara de preocupación volvió al instante en que vio cómo las lágrimas salían de los ojitos de Yeonjun, y también como el maquillaje que tenía puesto se corrió por completo.
— Bebé, ven. —dijo abrazandolo— ¿Que pasó?
— B-binnie piensa que me veo feo.—Tallo sus ojitos con sus manos hechas puño, quitando parte del maquillaje con este.
— no pienso que te ves feo, mi amor.—lo atrajo con sus brazos y lo abrazo fuertemente.
— claro que sí, tú dijiste que no te gustó mi maquillaje y que parecía que un unicornio me había vomitado encima, y me miraste con esa cara que haces siempre que te disgusta algo. —sollozo más fuerte en su pecho, mojando su camisa.
