CAPITULO 47

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Narra Brooklyn
La cena habia sido menos incómoda de lo esperado pero aun asi no la volveria a repetir nunca, tras terminar de comer mi madre nos sirvio un trozo de pastel que habia hecho y aprobó que los chicos vinieran con nosotros en nuestro cumpleaños proponiendo hacer una fiesta de pijamas la noche anterior cosa que me sorprendió. A sirius no se le notaba del todo incómodo lo que hizo que yo también estuviese mas relajada. En mitad de la cena habia colocado una mano en su rodilla mas para tranquilizarme a mi que a el.

-te acompaño fuera- dije cuando tuvo que irse.

El asintió y juntos salimos de casa. El viento me golpeó la cara y todos los pelos de mi cuerpo se erizaron.

-no ha estado tan mal- dijo al ver que yo no abria la boca.

-de verdad, muchas gracias por venir- volví a repetir.

-ven aquí- dijo mientras me estrechaba en sus brazos y depositaba un beso en lo alto de mi cabeza. Después me dio un corto beso en los labios y comenzó a andar hacia su moto.

-escribeme cuando llegues- dije alto para que me escuchase.

-si mama- respondió burlandose de mi.

Yo solté una carcajada y entré en casa.

Mis padres estaban en la cocina recogiendo la mesa, me acerqué hasta donde estaban ellos y me apoyé en la isla de la cocina.

-gracias por no haberlo hecho demasiado incómodo- dije intentando poner un tono seco.

Ellos asintieron con la cabeza.

-era lo mínimo que podiamos hacer- respondió mi madre.

Subí las escaleras hasta mi cuarto y tras ponerme el pijama me tumbé en la cama justo en el momento en el que me llegó un mensaje de sirius avisándome de que ya estaba en casa. Hablamos por unos minutos y nos despedimos rápido.

Me dormí a los pocos minutos ya que estaba demasiado cansada.

Me levanté algo aturdida, todo estaba oscuro por lo que supuse que todavía seria de madrugada. Volví a escuchar un ligero ruido igual al que me había despertado hacia escasos minutos. Desde que a principios de año dos de los Slytherins se habian colado en mi cuarto, cuando dormia sola, inconscientemente siempre estaba alerta.
Seguramente seria el perro bebiendo agua o mordiendo el sofa, me incorporé en la cama ya que tenia sed. Mi corazón dejó de palpitar por unos segundos al ver a mi perro frente a la puerta con las orejas y la cola en alto, a modo de alerta. Me levanté sin pensarlo y salí de la habitación silenciosamente sin dejar que el animal me siguiera, todo estaba a oscuras y totalmente en silencio. Intenté caminar sin hacer ruido aunque el parqué del suelo crujía debajo de mi. El corazón me latia con fuerza y quizás lo mas sensato hubiese sido despertar a mis padres, pero una parte de mi quería comprobar con mis propios ojos que mi hogar seguía siendo un lugar seguro.
Bajé las escaleras agarrando con demasiada fuerza la barandilla.
Las paredes de los lados de las escaleras me impedían ver el comedor completo, mi vista de la sala era solamente el frente, que parecia normal.
Cuando puse un pie en el ultimo escalon un escalofrio me recorrío el cuerpo y como si de un sexto sentido se tratase pude sentir que algo no iba bien. Solamente eran imaginaciones mias fruto de un sueño que no recordaba, seguro que era solo eso.
En cuanto mi campo de vision se amplió supe que aquello no era cosa mia.
Los cajones de todos los muebles estaban abiertos de par en par, con papeles libros y todo tipo de cosas por allí. Mis padres no habian sido, ambos eran demasiado obsesivos con el orden. Alguien habia entrado en casa.
Sentí como la cena volvia a mi boca a la vez que otro pensamiento pasaba fugazmente por mi cabeza ¿y si aun seguia aqui? Corrí hacia la cocina intentado encontrar un cuchillo o algo con lo que intentar defenderme en el peor de los casos.
Iba a darme la vuelta con el nombre de mi madre a punto de salir de mi boca cuando senti como algo impactaba contra mi espalda haciendome caer al suelo a la vez que mi cabeza chocaba contra la mesa. Con la respiración agitada y el cuerpo tendido en el suelo intente llamar a mi madre pero un liquido pegajoso y con un sabor metalizado extrañamente familiar entró ligeramente en mi boca, resbalando por mi cara, sangre. Escuché fuertes pasos corriendo por la parte superior de la casa y los gritos de mi hermano antes de cerrar los ojos.

Había demasiada claridad para que mis ojos se abriesen con normalidad. Poco a poco conseguí ver donde estaba, en una habitación totalmente blanca con mi madre al lado.

-cariño ¿como estas?- dijo mi madre colocando su mano encima de la mia.

-¿donde estoy?- pregunté algo desorientada.

-en San Mungo, te diste un golpe en la cabeza- respondió.

De pronto todos los recuerdos volvieron a mi cabeza.

-habia alguien en casa mamá, alguien...- intente decir casi hiperventilando.

-lo se cielo- dijo envolviendome en sus brazos.

Senti un nudo en la garganta ante aquella sensación, era la primera vez en seis años que mi madre me daba un abrazo. Aquello que tan familiar deberia ser para mi era algo que ni siquiera recordaba. No recordaba lo que era sentir a mi propia madre tan cerca.
Ella debio pensar lo mismo ya que no tardó en separarse debido al incómodo momento.

-iré a avisar a los demás- dijo mientras se levantaba.

En cuanto se fue de la habitación aproveché para autoinspeccionarme, llevé los dedos a mi frente y sentí una pequeña venda en esta, una aguja estaba clavada en mi antebrazo por el cual entraba un líquido grisaceo que colgaba de una bolsa en alto. También estaba conectada mediante magia a una seria de ordenadores que supuse que controlaban que todo estuviese en orden.
Pasados unos minutos la puerta se abrió de nuevo dejandome ver a un chico de pelo negro y ojos azules que tenia una expresión que hizo que mi corazón se estrujase.
Vino corriendo hacia mi y me estrechó entre sus brazos. Me agarré a el lo mas fuerte que pude y escuché como james, Bucky y mi padre entraban detras. Apoyé mi cabeza en su pecho y sin saber muy bien por que comencé a llorar.
En realidad si lo sabia, tenia miedo, mucho miedo.

-ya está princesa, estoy aquí contigo- decia mientras me acariciaba la cabeza.

Poco a poco mi respiración se fue calmando y logré separarme de él ligeramente. Sirius aprovechó para secarme las lagrimas que caían por mis ojos.

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en realidad si eres la única || Sirius Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora