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Después de dos semanas se llegó el día que tanto me temía, Caleb iba a ir a la universidad e íbamos a estar a más de 200 kilómetros de distancia. Salí corriendo de mi casa y subí a mi auto, es un pequeño Spark Chevrolet 2015 color negro, mi padre me lo obsequio cuando cumplí diecisiete y esto solo con la condición de que llevara a mi hermana al colegio, ya que mi padre trabajaba turno completo en una agencia de autos y mi madre en una inmobiliaria y prácticamente todo el día estaban fuera de la casa.

Encendí la radio y escuché Treasure de Bruno Marsh, rumbo a la casa de Caleb pasaba por un camino hermoso rodeado de árboles y jardineras de los vecinos. Mi celular comenzó a sonar y me percate que era Caleb, active los manos libres y conteste.

- Amor – dije sonriendo y enfocándome al camino.

- Buenos días, mi vida – me dijo Caleb.

- Tengo buenas noticias – seguí hablando – Voy a tu casa en este momento.

- ¿Enserio?

- Si, quería ayudarte a hacer tu maleta, ya sabes estar contigo el último día de vacaciones.

- Claro, mi vida. Aquí te espero.

Al bajarme del auto toque el timbre de su casa y al pasar dos minutos salió su padre.

- Buenas tardes, Señor Jasson – Dije mientras le estrechaba la mano y le sonreía.

- Tristán – saludó amable el señor Jasson – adelante, pasa, Caleb está en su habitación.

El año pasado Caleb le confeso a su familia lo que sentía por mí, recuerdo aquel día, estábamos en nuestro lugar favorito, "la colina del muérdago" un lugar al que iban normalmente todas las parejas a recostarse en el césped y mirar el bellísimo atardecer, y después la infinidad de estrellas en el cielo y las hermosas luces que apuntaban hacia la ciudad.

Ese sitio se convirtió en nuestro lugar, ya que allí fue donde Caleb me pidió que fuese su novio. La mirada de Caleb estaba perdida, yo buscaba una respuesta a su preocupación, sabía que era el momento y conocía esa mirada, cuando se lo dije a mis padres hace ya tres años, moría de miedo, sentía que todo estaba a punto de terminar, pensaba que me rechazarían, pero no fue así.

- ¿Tus padres te amas, cierto? – le pregunte.

- Eso creo – contestó mientras observaba como se tomaba de las manos, apretándolas cada vez más.

- Lo entenderán, te amaran y respetaran tu decisión.

- ¿Tú crees?

- Te lo aseguro.

Caleb subió a su auto y me dejo en mi casa, al día siguiente me llamo por teléfono y me conto todo lo que había pasado. Me dijo que su madre y su padre lo habían tomado de la mejor manera, que lo sabían desde hace tiempo, fue un alivio escuchar esas palabras, porque sabía que Caleb tenía un peso menos que cargar.

- Gracias señor Jasson.

Caminé hacia la habitación de Caleb, todo es igual en su casa desde que lo conozco y que sus padres saben lo nuestro, su piso color blanco y sus escaleras con un acabado de madera y un barandal color blanco, las paredes de color beige claro y colgando recuadros de Caleb, de la señora y el señor Rowell, de su hermana Sabrina y su sobrino Tylor.

La habitación de Caleb esta al subir las escaleras vuelta a mano derecha, pasando el extenso pasillo que conecta el baño y su habitación. Al acercarme comienzo a escuchar algunas risas, algunos balbuceos que me detienen en el momento, quizá este escuchando la radio o conecto la bocina y puso música, típico en él.

Abro la puerta, hay alguien junto a él.


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Me gustaría saber que opinas de la novela, hasta el momento :D

Prometimos un para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora