Prólogo

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Kim SeungMin cumplía cinco años de edad. Un momento esperado por su familia, ya que por fin se vislumbraría su reloj de vida. Se trataba de un suceso que no podía esperarse más que con nervios, pues sus padres tendrían que hacer frente a la idea de que su pequeño hijo contará ya fuera con mucho tiempo o poco tiempo de vida.

—¡Mamá, dibujé a la abuela en su mecedora!— el infante apareció en la sala, en donde sus progenitores daban los últimos toques para poder cantarle el cumpleaños junto a una deliciosa torta. Su madre se agachó para sostener el papel en el que los garabatos del niño eran exhibidos cual obra de arte, y la fémina soltó una sonrisa cargada de dulzura.

—Está precioso, SeungMinnie. ¿Qué te parece si lo cuelgas en la puerta de tu closet y vas siguiendo al baño?

El menor asintió con efusividad, abrazando a la adulta en el proceso para luego salir disparado en cumplimiento de las instrucciones que le habían sido dadas. El señor Kim colocó una mano sobre el hombro de su esposa y ambos suspiraron. La incertidumbre les carcomía y lo que menos esperaban ver en la nuca del pequeño era un corto período de tiempo; razón por la que no invitaron a ningún familiar o amigo para aquella celebración de vida. Era un instante que debía reservarse solo para el núcleo familiar, entendiéndose de esta forma: padres, hermana mayor y Seung.

—¡Mamá, ya voy al baño!— se escuchó desde la segunda planta de la casa. Y la señora Kim procuró olvidar las preocupaciones para ir a atender a su hijo.



—Cumpleaños feliz, te deseamos a ti

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—Cumpleaños feliz, te deseamos a ti...— los cuatro miembros de la familia iniciaron el canto mientras un entusiasmado SeungMin aplaudía—. Que los siga cumpliendo hasta el año 3000.

Cuando la canción hubo terminado el menor cerró sus ojos, pidiendo un deseo. Acto seguido, apagó la vela y todos lanzaron vítores.

—¿Qué deseaste, cachorro?— quiso saber la primogénita.

—Un auto de carreras, pero uno real.

Los adultos rieron a la par que acercaban los platos para depositar los trozos de torta. Sus mentes estaban despejadas, pero no por mucho, pues en menos de una hora deberían sentarse con Seung en sus piernas para descubrir el plazo de su existencia. Quizá ahora el infante no lo entendería; sin embargo, según sea el resultado, los señores Kim llevarían la tarea de enseñarle a vivir acorde a su tiempo.

El rato siguiente estuvo basado en consumir las bebidas y las rebanadas de postre, a veces riendo y en otras corriendo de aquí a allá gracias a los juegos que habían ideado para la ocasión. Parecía ser un día normal, libre de estrés o preocupaciones, pero así como pasó un momento agradable, al mismo paso llegó la situación aguardada.

Cuando las cosas de la fiesta se recogieron y la sala y el comedor quedaron arreglados, la señora Kim se llevó a Min al cuarto de este y se sentó en la mediana cama con forma de carro, abrazando a su bebé. El padre de familia entró unos minutos después e imitó la acción de su mujer, dejando al pequeño en medio de ambos.

—¿Por qué estamos aquí?— SeungMin se extrañó por el aura del momento.

—Papá te preparó un regalo, amor— expresó con delicadeza la fémina, acariciando el nacimiento del cabello de su hijo—, pero debes cerrar los ojos para que sea una sorpresa.

—¡Qué bien! ¡Sí!

El niño no solo cerró sus ojos. También los cubrió con sus manos y aguardó a que le ordenaran abrirlos de nuevo. Fue en ese lapso que su padre colocó uno de sus dedos bajo las hebras oscuras que caían sobre la frágil nuca y los alzó, enseñando así los números que, a manera de reloj digital, ahora corrían como índice de existencia.

Señor y señora Kim tuvieron que ahogar las expresiones de sorpresa y miedo. Sus corazones galoparon con insistencia y sus piernas se sintieron frágiles. SeungMin no viviría poco, pero tampoco llegaría al máximo normal de los setenta años, pues, en firme y avisando los retos que se avecinaban, se exponía la cuenta regresiva desde la cifra noventa y cinco, lo cual daba a entender lo inevitable:

Kim SeungMin era un caso especial y viviría hasta los cien años.

Reloj de Vida [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora