✾Onibaba✾

90 13 0
                                    

En los tiempos antiguos en Japón, se tenía un tipo de fidelidad entre los sirvientes hacia la familia feudal a la que servían que incluso iba más allá que su apego por su propia familia. Es en este ambiente donde ocurre esta leyenda cuando en una familia importante de Kioto nace una niña, quien era saludable y vivía aparentemente feliz, pero tenía un defecto, nunca había pronunciado jamás palabra alguna, mientras iba creciendo los padres se preocuparon suponiendo que había nacido muda cosa que inicialmente no le confirmaron los médicos.

Después de revisarla varios especialistas no encontraron ningún problema, y cansados de no tener respuestas fueron a consultar con un sabio reconocido en las distintas regiones de Japón, aquí al revisarla les indica que la única cura posible era darle a la pequeña el hígado de un feto no nacido mientras se celebrara un ritual ancestral.

Los padres no supieron cómo conseguir tremenda cosa, así que optaron por la salida más fácil, delegaron esta responsabilidad a su sirviente que era la mujer encargada de cuidar a su hija, dándole una gran cantidad de dinero y le ordenaron que viajara por todas las regiones buscando a una madre embarazada que quiera hacer este trato.

En este Japón antiguo, la sirviente no podía negarse, pero también sabía que nunca encontraría a una madre que quisiera dar a su hija no nacida para un fin tan atroz como este por ninguna cantidad de dinero, pues ella misma era madre de una niña de 5 años y personalmente nunca se atrevería a cometer semejante sacrilegio. Sin embargo tenía una misión así que fue por distintas regiones buscando a la madre que quisiera dar el hígado de su hija, pero antes de partir se despidió de se propia hija dándole un amuleto para que la protegiera en su ausencia.

Así pasaron los años y ninguna mujer acepto sus proposiciones, horrorizándose con la sola mención, así la mujer envejeció en esta búsqueda imposible, hasta que toda esperanza en ella de encontrar a alguien desapareció. En su lugar la desesperación ocupo su lugar así que se escondió en una cueva y decidió que la próxima mujer embarazada que se cruzara con ella la asaltaría y le extraería lo que buscaba todos estos años.

Pasaron varias semanas hasta que tuvo su oportunidad, una mujer agraciada pasaba muy cerca de la cueva, estaba embarazada y la vieja aguardo hasta que su trampa se cerró y en ese lugar la mujer encontró su muerte y de ella fue extraído el feto. La vieja estaba contenta, por fin podía volver a casa, a su hogar, devolver la alegría a sus amos y volver a ver a su hija.

Pero mientras aún estaba en esos pensamientos, observa el cadáver ensangrentado de la mujer y reconoció algo muy familiar, el amuleto que años antes le había dado a su hija estaba en los restos del suelo, poco a poco comprendió de quien se trataba y lo que había hecho.

En su desesperación se había cobrado la vida de su propia hija y las de su futuro nieto que ahora solo era un cuerpo sin vida en sus manos. ¿Quién diría que el destino le daría esta horrible lección?

Se cuenta que la vieja enloqueció por haber matado a su propia hija y que en ese estado alcanzo la maldición para convertirse en Onibaba, una especie de demonio al matar lo que más amas en la vida, desde ese entonces la figura de Onibaba perduró en la cultura japonesa para aleccionar a las madres y a todas las personas las consecuencias trágicas de cometer actos de manera impulsiva. El destino puede tendernos una trampa, pero de nosotros depende permanecer cuerdos y sensatos en todo momento.

Varios encuentros con una presencia similar a Onibaba se han contado en varias regiones desde entonces, uno de los relatos más conocidos es la historia de unos monjes budistas que estaban viajando y que al ser atrapados en una tormenta encuentran refugio en una cueva donde una amable anciana residía, esta les ofrece protección y cobijo.

Les invita a pasar la noche, pero con la condición de que no vayan hasta el fondo de la cueva, todo estaba bien y cuando dejó de llover la anciana salió a recoger leña seca dejando a los monjes en la cueva.

Ellos tuvieron un momento de desconfianza y decidieron ir al fondo de la cueva para encontrarse una gran cantidad de restos humanos de varios años anteriores, asustados deciden huir pero en la puerta encuentran a la vieja que había adoptado una apariencia como poseída por un demonio y bloqueaba la salida. Sin embargo los monjes lograron salvarse por su fé y sus plegarias protegiéndose de las fuerzas oscuras y por ende no fueron dañados.

Leyendas  japonesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora