Una pobre niña

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Cuando entramos en la tienda, lo único que vimos fue una pobre niña, muy delgada y pálida, tendida sobre la cama, con los ojos cerrados, a punto de morir. Después de ver eso no pude hablar, era demasiado para mí y Jaguar.

Aquella familia desesperada por salvar a su niña, llorando por ella, producía en mí un sentimiento que no puedo describir con palabras. Tenía un ansia increible de llorar, pero siempre me dicen que debo mantener la compostura.No podía decirle que no a sus padres, así que acepté ayudarles.

Partimos en cuanto les dije que si, ya que no había tiempo que perder. Jaguar y yo encabezamos la búsqueda del templo donde se encontraba el Jaguar Dorado. Seguimos las marcas que habían ido dejando mis antepasados, que solo podían ser reconocidas por mi pueblo.

Mientras caminábamos eschuché un ruído entre la maleza.

-¡¿Que ha sido eso?!-me pregunto Isabel, la madre de la niña.

-No lo sé.-le respondí yo.

Miré hacia Jaguar, sus ojos me decían que había peligro. Luego miré hacia el frente y vi unos ojos brillantes entre las sombras. Rápidamente cogí mi lanza, y me dispuse a luchar. De repente saltó de entre la maleza un pantera, negra como la noche, observándonos antes de atacarnos. Mas que atacarnos, lo que pretendía era intimidarnos con su mirada, pero yo sabía jugar a eso. Fué un largo "combate" de miradas ya que la pantera era fuerte, y no retrocedía. Finalmente apunte la lanza acia ella, pero sin atacarla, solo quería que se fuera, y así lo hizo.

Aliviados, pudimos seguir con nuestra búsqueda

En busca del jaguar doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora