Por fin había llegado a casa después de dos semanas fuera del país, cerrando negocios en Alemania con los Beifong y tratando de sobrevivir a otro año más de la expo internacional de alta tecnología automovilística en Japón, junto con Iroh II y otros empresarios sin grandes novedades o sorpresas. Estaba ansiosa de ver a su hija y a su esposo. El césped del patio delantero estaba limpio y corto. Los adentros del garaje ordenados y pulcros. Ella estacionó el auto perfectamente en su lugar al lado de la vieja moto de Korra y recordó haber olvidado llamar a su esposo apenas pisó la ciudad. Avisarle de antemano sobre su arribo y regreso.
-Mi llegada será una sorpresa entonces. -Dijo para si misma. Imaginando en un caso hipotético como eso podría ser una ventaja para encontrar a su esposo revolcándose con otra mujer en la casa, siéndole infiel a su matrimonio, irrespetuoso con su hija y desleal con sus principios. Esos eran pensamientos que a veces la preocupaban y no dejaban de perseguirla en su mente al estar tanto tiempo lejos de su familia. Solo que, Korra no era ese tipo de hombre. Y si lo era, el desgraciado siempre había sabido tenerlo bien oculto de ella. Por lo tanto eso ratificaba más su pensar de que él no le era infiel. Su esposo no era muy bueno para mentir, ocultar cosas o ser antiético. Todo lo contrario a ella-
Asami bajó de su auto y tomó su maleta del maletero del carro. Entro a la casa tratando de no hacerse notar, siendo silenciosa y lenta con sus pasos, suaves e insonoros, para silenciar a sus tacones. Buscó la risa de su hija que provenía del living, donde Korra estaba sentado junto con Yasuko ayudando a la niña con lo que parecía ser su tarea. Su hija estaba en primer grado de primaria en una escuela bilingüe, tenía seis años y era extremadamente inteligente. El orgullo de ella y los ojos de su esposo.
-No pensé encontrarlos despiertos. -Le había dicho ella a Korra a lo que su hija de inmediato volteo a verla y salió corriendo emocionada con una gran sonrisa en el rostro a darle un abrazo. Asami la recibió con amor y alzó a su bebé. Por su parte Naga, la perra de su esposo, salió desde debajo de la mesa y al igual qué Yasuko se abalanzó hacía ella-
-Ya cubrí mis turnos, me dieron unos días de descanso en la estación mientras no ocurra nada grave. Así que aprovechamos el tiempo libre para mejorar el rendimiento escolar de Yasuko. -Korra también se acercó y le dio un corto beso en los labios. Haciendo difícil para ella ignorar admirar las fuertes piernas de su esposo que dejaban ver sus cortos shorts deportivos. Korra era atlético, equilibradamente robusto en algunas partes y delgado en otras, su pelo le llegaba un poco más arriba de sus hombros en un típico estilo de un puberto rebelde de preparatoria. Sin embargo, innegablemente guapo para cualquiera- ¿Por qué no me avisaste que llegabas hoy? -Agregó él-
-Me desocupé antes de tiempo y llegué a la ciudad rápido. Pasé por alto ponerte en sobre aviso. -Dijo ella bajando a Yasuko al suelo-
-Por suerte para ti cociné algo decente para la cena, lasaña. Queda en el horno si gustas, aunque es un poco tarde para cenar. -Dijo Korra-
-Oh, si. Lasaña es perfecto amor. Subiré a tomar un baño y a cambiarme. No he comido nada desde que salí del aeropuerto en Japón. -Porque la comida rápida le fastidiaba el estómago- Yasuko cariño, es hora de que vayas a tu habitación a dormir.
-Mami, quiero comer contigo y papá ¿Puedo repetir un bocado?
-Claro que si cielo. Hace tiempo que no congeniamos todos en la mesa. Pero luego harás lo que tu madre te ordenó, cepillarte los dientes y a la cama. -Interrumpió su esposo-
-No veo porque no. -Agregó ella un poco disgustada de ser desautorizada por Korra frente a la niña. Aunque comprendiendo el pedido de su hija en su totalidad. A su esposo siempre le gustaba hacer eso, contradecir sus órdenes y mimar a Yasuko más de lo debido-
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Puta
RomanceEl actuar como hombre te hace ser llamada puta. Un hombre engaña, fornica con cualquiera, se vale de sus herramientas para someter y conseguir sus objetivos. Tiene una esposa a la cual no casi siempre es fiel y su mejor amigo solo es el dinero. Tal...