Capítulo 504: Asedio del condado de Fengyi (XII)

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Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Por otro lado, los corazones de la gente dentro del distrito de Chengan también están agitados.

El ejército de Tsing Yi expandió su plantilla en un corto período de tiempo, y aunque todos tienen una sola boca, no pueden proporcionar suficiente comida para todos. Así, recurrieron al saqueo y recolectaron cualquier botín que pudieran encontrar. Sin embargo, estos suministros mal habidos eran limitados y muchos continuaron sufriendo la pobreza.

Hay gente de Tsing Yi, pero nadie podría manejar un "negocio familiar" tan grande, y con su perspectiva miope nunca podrán gobernar bien. Para decirlo claramente, son solo un grupo de hombres sin ley, son bandidos sin valores morales ni conciencia.

Aunque su fama y poder superaron a los del grupo Red Lotus al principio, después de un invierno de pruebas, su poder se está agotando. Por el contrario, el grupo del Loto Rojo está en el apogeo de su fuerza, su territorio está aumentando gradualmente y están un paso más cerca de reducir el área que ocupa el ejército de Tsing Yi.

Sin embargo, ahora en el distrito de Chengan hay una escena desoladora, la gente se queda en sus casas y hay pocos en las calles. Nadie se atreve a revelar la comida que tienen, los comerciantes que pudieron escapar ya la tienen. Aquellos que no escaparon fueron robados de sus posesiones por el ejército de Tsing Yi, sus ahorros de la mitad de su vida han sido robados y los que tuvieron suerte todavía están vivos. En cuanto a los desafortunados, se convirtieron en cadáveres en el acto.

Ahora que la gente compartía abiertamente sus quejas, se burlaban en secreto de que el ejército de Tsing Yi debería cambiar su nombre por el de ejército de bandidos.

Durante el otoño del año pasado, cuando ocurrió el terremoto de Shangjing, hizo que la producción agrícola se redujera significativamente. Luego estaba el ejército de Tsing Yi que causó disturbios en todas partes, lo que resultó en una pérdida de ganancias para los agricultores en el distrito de Chengan. Al comienzo de la primavera, no hay semillas de buena calidad para sembrar y el ejército de Tsing Yi está robando sus reservas de alimentos en casa.

Muchas de las personas no pueden soportar el hambre y la opresión del ejército de Tsing Yi, temen perder la vida y los que pueden escapar ya lo han hecho. Los ancianos, los enfermos y los discapacitados que no pueden escapar dependen de sus cuidadosos ahorros de raciones para sobrevivir cada día. Además, algunas personas temen que los vapores de cocinar arroz atraigan la atención del ejército de Tsing Yi. Por lo tanto, solo se atrevieron a dejar que el arroz se remojara en agua y luego lo consumieran.

Durante el invierno del año pasado, innumerables personas murieron por el frío y hay personas que mueren de hambre a diario en el distrito de Chengan. La mansión del distrito ya está ocupada por el ejército de Tsing Yi; este se ha convertido en uno de sus principales campos. Pero aún conservaba su aspecto majestuoso y glorioso.

Afuera, la ropa de la gente no está abrigada, no hay suficiente comida, algunos se han congelado o murieron de hambre. Sin embargo, estos jefes del ejército de Tsing Yi están comiendo manjares y comiendo grandes cantidades de carne y bebiendo vino.

Excepto que no están de humor para disfrutar de vidas tan extravagantes porque las raciones en el distrito de Chengan se están agotando. Si continúan careciendo de raciones, no solo la gente se morirá de hambre, sino que también ellos mismos deben soportar los dolores de hambre.

"Dios mío, ¿no se supone que los suministros han sido entregados? Incluso si se arrastraron hasta aquí, ya deberían habernos alcanzado. ¿Por qué no han venido?

Había pasado medio año; muchos jefes valientes estaban tan bien alimentados que su grasa corporal había aumentado. Ahora, esta persona no es una excepción, su grasa es evidente por sus diez dedos, sus nudillos estaban llenos de círculos que parecían salchichas gordas y cortas. Su piel bronceada y morena original está tan bien nutrida que se volvió más clara.

La transmisión de la emperatriz IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora