Feelings.

2K 124 81
                                        

Feelings

Un día de lluvia y niebla cubría a la ciudad de Madrid. Las calles estaban vacías, solo se escuchaba el sonido de las gotas de lluvia cayendo y las ruedas de los autos apartando el agua de las calles. Bajas temperaturas se pronosticaban para el resto del día, así que, las intenciones de la gente de salir de sus casas eran muy nulas.

Esa tarde, el castaño decidió ir a ver a sus amigos. Estaba tan aburrido en casa que decidió pasar un tiempo agradable con ellos. No le importo el mal  tiempo y los llamo, quedaron en verse en una hora. Posteriormente busco un abrigo y se dirigió a casa de su buen amigo, Mangel.

Para su suerte, había parado de llover, pero aun así la nubosidad se notaba a simple vista. El castaño espero un autobús, como siempre. Ya era mayor de edad, pasaba los veinte años y aun así no tenía licencia de conducir, vaya idiota pensaba él. Las veces que había asistido a las clases no logro obtenerla, que gilipollas eres, pensó nuevamente. 

El autobús había llegado, había poca gente en él. El castaño subió confiado y tomo asiento, saco sus auriculares y coloco el reproductor aleatorio. Minutos después ya estaba al frente del edificio donde vive su mejor amigo. Bajo del autobús entregándole el dinero al conductor. Se dirigió a la entrada y llamo a Mangel para que le abriera, el cual bajo enseguida.

-Hombre…-sonrió Mangel al verlo, lo abrazo en señal de saludo.

Ambos entraron a casa. En el sofá estaba Cheeto, el cual observo con mala cara al castaño, ambos rieron al verse.

-¿Qué tal? –dijo Cheeto invitando a Rubén a sentarse en el sofá.

-Que tal pregunto yo a vosotros.-se sentó.- Si yo no llamo, no llaman ¿no?

-Ha sido una semana de mierda, lo sabes. –recordó Mangel al darle una botella de cerveza. El castaño agradeció.

-Vale, pero me mantuvieron a un lado.-hizo puchero.- eso no se hace.

-Lo siento, cariño.-pidió Mangel en señal de broma. Se sentó a su lado.- ¿Qué os cuentas?

-El fin de semana salí con Beatrice.-coloco su brazo encima del hombro de Mangel.- Que bella es esa mujer. –mordió su labio inferior. Mangel negó con la cabeza riéndose.

-Oye pero tío, ¿no vas a presentarnos a la damisela?-pregunto Cheeto.

-Es cierto, no os ha presentado a tu novia.-Mangel lo miro mal.

-No es mi novia aún. Pero cuando lo sea, se la presentare con confianza a vosotros un día. –guiño el ojo.

-Estas muy seguro de ello.-Cheeto se levantó.- Tío, las mujeres son muy complicadas, si no lo son, son putas.

-Creedme, me ha costado la vida. –rio.

-Te ha costado tanto que ya la nombras como novia, vale.-rio el pelinegro.

-Que no, hombre.-grito.- Aún no lo es, pero lo será.-susurro.

-Lo ves. –señalo el moreno al castaño.

-Lo importante aquí es que, soy feliz.-coloco sus manos en su cuello recostándose del sofá.- Y punto.

Pasaron la tarde charlando sobre su semana mientras tomaban cervezas y jugaban videojuegos. Se hizo tarde, Cheeto se ofreció a llevar a Rubén a casa. El castaño lo primero que hizo al llegar a casa fue echarte en su cama, a dormir como un bebé.

A la mañana siguiente despertó por el sonido del timbre, se preguntó quién era a estas horas de la mañana. Vio la hora, 12:30 p.m., no era tan mañana después de todo. Se levantó con la mayor pereza del mundo, el timbre volvió a sonar, no quería atender con esas pintas. Se asomó a la puerta y era su madre, podría abrir aliviado.

One Shots - Rubelangel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora