Tú y yo, y nadie más.
En aquella habitación de hotel, confundidos pero conscientes de lo que estábamos a punto de hacer. Esa vez, estaba sintiendo cosas que jamas sentí.
Me arrastraste lentamente por la habitación, con tu mano entrelazada a la mía, acariciándola con tu pulgar haciéndome saber que todo iría bien. Vi tu cautivadora sonrisa mostrarse en tu rostro con facilidad, donde tus ojos azabaches brillaban con tan solo mirarme, tocarme y besarme.
Aposte por tus dedos paseándose por mi brazo, luego yendo por el resto de mi piel, deshaciéndose de los botones de mi camisa, reíste al verme tan vulnerable al esperar aquel acto. ¿Cómo no estarlo? Si besaste mis labios hasta tumbarme en la cama, cayendo rendidamente ante ti. Dejando hacer lo que quisieras conmigo. Solo jugueteabas mientras buscabas la manera de encerrarme en tu hechizo.
Solo un toque de tu amor era suficiente para tomar el control de todo mi cuerpo.
No podía explicar lo bien que me hizo tu presencia esa noche, aquel amor que sin tantos rodeos, dejamos ejercer con total naturalidad. Fue la primera vez en la que sentí que no podía fingir, todo lo hice queriéndolo y deseándolo desde hace tiempo. Sentí que tu mostrabas lo mismo, sonriendo y dejándote querer por mi. Acariciándome aun haber terminado, recostado concentrado en hacer pequeños círculos en mi piel.
No sé porque tuve el atrevimiento de tomarte una foto, pero al darte cuenta, mantenías tu atractiva sonrisa. Quizás quería eso, recordar tu sonrisa, recordar aquella noche tan intima entre nosotros, recordarte a ti.
Aunque, ambos sabemos que aquello no debía ser, pero podíamos esconder muy bien el secreto.
Lo único que debíamos saber es que solo un toque de tu amor era suficiente para hacerme perder la cabeza.
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Lo hice escuchando Touch de Little Mix, alto vicio con esa canción tengo.
Espero que les guste y feliz año.
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One Shots - Rubelangel.
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