Pretty Boy (ZhanYi)

Capítulo dos: Demasiado adorable

Nota: Hola a todas. Primero: lamento mucho haber demorado con este capítulo, pero hubo partes en que no supe como continuar y fue complicado darle una secuencia. Sin embargo, aquí estamos de nuevo. Segundo:  he cambiado algunos detalles de la historia de China para mejorar partes de la trama y crear más drama. Espero disfruten de este capítulo que es el más largo que realizado hasta ahora. Sin más las dejo leer.

El timbre suena repetidamente, ha olvidado que hoy nadie estará en casa y posiblemente, como siempre, Yixuan no tenga permitido abrir la puerta. Detesta la forma en que lo protegen, entiende el temor de sus padres, pero desearía tener una vida normal, como los demás chicos de su edad. Sale estrictamente para lo necesario, eso solo incluye sus citas con el doctor y las reuniones familiares. Su horario es tan organizado que lo mantiene todo el día ocupado. Todas sus clases, incluso la de baile y de skateboard, los lleva en casa. Aunque esta última actividad lo puede realizar en el parque del vecindario, no obstante, no puede ir más allá. A pesar de ello, de vivir con todas esas restricciones, está agradecido de tener a sus padres con vida y tener un lugar al cual llamar casa.

Yixuan interrumpe de improviso su clase de historia, anunciando que su primo ha venido de visita y ahora entiende porque el timbre ha dejado de sonar. Sus padres solo han dado una excepción para dejar ingresar a alguien a la casa, sin importar que no se encuentren presentes, y eso solo es para la familia directa tanto de los Wang como de los Shen. Mientras sus padres no estén en casa él deberá ser el anfitrión, lo que indica que tendrá tiempo libre antes de que regresen de trabajar.

No tiene algún familiar preferido o quizás si, por ello espera que su primo, quien ha venido a visitar un miércoles por la mañana, sea Jackson ya que es algo común de él importunar en el momento menos esperado. Siempre se divierte con Jackson ya que solo se llevan por tres años y tienen temas en común, a diferencia de los demás. La mayoría de sus familiares ya están en la universidad, trabajan o tienen su propia familia, por lo que, para ellos solo es un niño más y eso es lo que más detesta.

No ha terminado de bajar las escaleras cuando su nombre resuena por toda la casa. Su sorpresa es tanta que se ha quedado a mitad de camino y es que no ha visto a Dalu desde que se fue a estudiar a Chongqing hace ya más de dos años. No es su primo preferido, pero no hay forma de que no se lleve bien con él, Dalu es genial y es gracias a él que sus padres le dieron el visto bueno para que llevara sus clases de baile y de skateboard. No sabe cómo el mayor logró convencer a sus padres, sobre todo a su estricta madre, pero le está muy agradecido.

— ¿No piensas saludar a tu gege que ha viajado por más de media hora para venir visitarte?

El mayor le sonríe ampliamente, no ha cambiado nada, sigue siendo el mismo de siempre y eso lo alegra. El solo hecho de imaginarse a Dalu con una actitud creída o seria hubiese sido muy chocante, siendo que el último recuerdo que tiene de él es cuando lo llamó por videollamada para comunicarle lo feliz y emocionado que estaba por ingresar a la universidad.

—Dalu ge —saluda mientras termina de bajar las escaleras.

Cuando se encuentra delante del mayor se percata que ha crecido, no tanto como quisiera, pero al menos ya le llega a su hombro. No pudo evitar quedarse quieto cuando sintió los brazos del mayor rodear su cuerpo. Aun no logra acostumbrarse al contacto físico, por lo que no sabe cómo reaccionar. A pesar de que sus padres son tan cariñosos y alegres, él es todo lo contrario. Tratar de recordar en qué momento su madre contrató una maestra de ética social, seria en vano. Sonreír o hablar más, no es algo que se pueda cambiar solo por contratar un profesor o al menos eso piensa Yibo, porque hasta ahora no ha tenido ningún resultado.

—Estoy feliz de ver cuánto has crecido Yibo, por varios años pensé que solo llegarías al tamaño de tu madre...—Dalu se quedó callado ante su atrevimiento, si la señora Shen lo hubiese escuchado ya no estaría con vida. —Yo no dije nada ¿ok?—preguntó mientras miraba por toda la sala en busca de alguna cámara de seguridad, gracias al de arriba que sus tíos no son tan maniáticos como para llegar a ese extremo.