4.

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𝗣𝗢𝗩 𝗭𝗛𝗔𝗡

No quería ir a estudiar. El segundo día que sentía eso. Solo tenía ganas de quedarme en casa haciendo cualquier cosa o no haciendo nada en absoluto.

- A-Zhan. No tienes porque ir.

Lily estaba muy preocupada por mí desde anoche. Aunque mi ánimo mejoró, todavía estaba afectado.

- No, estoy bien. Quiero ir al instituto - mentí.

Si no iba ella sospecharía que la historia que le había contado era mentira.

No podía decirle sobre la visión. Solo le conté mi encuentro con el espíritu. Tenía que encargarme solo del asunto, no quería que ella tuviera nada que ver. Podría ser peligroso.

- Debo irme. Llegaré tarde a la universidad. Llámame para lo que sea.

- Sí, mamá - bromeé para parecer que estaba bien.

- Oye. Solo soy tres meses mayor que tú. No puedo ser tu madre.

- Pero lo pareces.

Me sacó la lengua mientras abría la puerta.

- Nos vemos luego. Cuídate. Bye.

- Bye.

Se marchó. Suspiré cansado.

- Necesito un café.

Desayuné sin ganas una tostada. El tiempo pasaba. El líquido en mi taza se enfriaba y el trozo de pan se endurecía. Mientras yo removía el café, aunque no sé el motivo ya que nunca le pongo azúcar, mi mirada se perdió en algún rincón de la sala. Mi mente estaba en un lugar lejano. Mi cabeza apoyada en mi puño.

Escuché la alarma de un móvil. Mejor dicho, de mi móvil. La alegre musiquilla danzaba en el aire.

Sonaba y sonaba, pero no me molestaba. La sentía muy lejos de mí.

Luego, se le unió el sonido del teléfono de casa. Yo seguía dándole vueltas a la cuchara dentro del vaso.

La llamada terminó y la voz robótica del contestador comunicó que tenía un nuevo mensaje.

- Hola, A-Zhan. Debería haber llamado a tu móvil pero seguramente estés ya en clase. Esta tarde tengo doble turno en el trabajo. Normal si tenemos en cuenta que ayer me escaqueé. Jaja. Bueno, ten un buen día. No hagas nada en casa. Descansa por favor. ¡Te quiero! Bye.

No pensaba hacer nada de todas formas. Solo me tumbaría en el sofá cuando volviera de clases.

- Las clases. ¡Ostia, las clases!

Mi cuerpo, antes aletargado, se levantó de un salto de la silla.

El segundo día que voy a llegar tarde y esta vez no iba a tener suerte. La profesora de lengua no faltaba nunca. Ella daría clases incluso si tiene que ir con una pierna escayolada y un collarín en el cuello. Lo peor es que era muy seria y severa. No perdonaría un retraso jamás.

Me vestí, cogí mi maleta y salí.

Mientras bajaba las escaleras, una persona que también lo hacía se interpuso en mi camino. Estaba justo en medio impidiéndome pasar por ningun lado. La única diferencia entre él y yo era la velocidad.

Yo corría y él caminaba a paso lento. Sabía que era un chico pero no veía su cara ya que tenía puesto el gorro de su sudadera.

- Perdone, ¿puede dejarme pasar? Tengo prisa.

- Sí. Perdón - la voz se me hizo conocida.

Se echó a un lado y sentí que me miró. Pero no tenía tiempo de devolverle la mirada. Simplemente seguí bajando mientras decía gracias.

ℰ𝓁 𝒱𝒾𝒹ℯ𝓃𝓉ℯ (𝑌𝑖𝑧ℎ𝑎𝑛)༒︎ (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora