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Narrador Omnisciente
Un delgado pelinegro se acurrucaba en la camilla de sábanas blancas, sus manos se aferraban con fuerza a una camiseta negra la cual suele olfatear o aprisionar en su pecho, también la usa de almohada por las noches y a veces se la pone encima de la ropa de hospital. La camiseta era lo único que le quedaba de él, su aroma aún seguía impregnado en la prenda, aunque ahora más leve por el tiempo que ha pasado, un año ha sido, pero el joven chico ya ni tiene noción del tiempo, no le importa si las estaciones cambian o si los segundos se convierten en minutos al parpadear, ya nada vale la pena, de nuevo fue abandonado, de nuevo fue rechazado... El amor le fue arrebatado.
El ángel está perdido, el ángel está roto, el ángel ya no puede usar sus alas... Él ángel es un prisionero de su mente.
Los labios antes hidratados hoy se ven demasiado secos, la piel radiante ahora se ve opaca, los ojos brillantes están oscuros y vacíos, las sonrisas se convirtieron en sollozos desgarradores llenos de dolor... Él está perdido en un arcoíris de escalas grises.
Huir, escapar, liberarse, él desea lograrlo, quiere hacerlo, pero la liberación se encuentra en el profundo abismo, en un acantilado, en la desgracia misma... En la muerte.
¿De qué sirve vivir sin alma?
¿De qué sirve vivir en la oscuridad?
¿De qué sirve vivir en un laberinto sin salida?
ㅡPara qué continuar si estoy p-perdido... T-Te extraño... Tengo m-miedo... E-Estoy perdido sin tí ㅡse sentía tan frío, tan débil, tan solo. Su cuerpo temblaba por culpa del llanto a la vez que murmuraba las mismas palabras una y otra vez, sus ojos ardían y estaban demasiado hinchados, el dolor no paraba. Se abrazó más fuerte a aquella camiseta y los huesos de su columna se hicieron más notables a través de la bata de hospital.
Él lo único que desea con todo su ser es que en vez de esa camiseta esté el cuerpo de su castaño y que sus fuertes brazos lo envuelvan de regreso para aliviar el dolor que tanto lo atormenta... Pero solo es un sueño, una vana ilusión que no sería realidad.
Al abrir los ojos siempre estaba entre sus brazos la camiseta con el aroma de su único amor... Él no estaba, él se fue, él le prometió no abandonarlo...
Él le mintió.
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