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"Estoy celoso de la lluvia que cae sobre tu piel"
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Jimin
Son las tres de la mañana y sigo a la espera de tu llegada, ya perdí la cuenta de las tazas de café que he tomado solo para poder hablar contigo y dar un final no tan feliz a nuestra ahora insignificante historia.
¿Desde hace cuánto mis manos no pueden acariciarte? ¿Cuándo fue que mi tacto perdió la calidez que tanto amabas? ¿Por qué la lluvia ahora está más cerca de tu piel de lo que mis manos lo han estado en estos últimos tres meses? Sí, estoy jodidamente celoso de la lluvia.
¿Acaso crees que no lo he notado? ¿Tan estúpido soy a tus ojos? Esos orbes de un café profundo han perdido el brillo con el que antes me veías. ¿Qué salió mal Jungkook? ¿Acaso mi amor no fue suficiente? ¿O llegó a ser demasiado al punto que te has cansado de mí? De ser así créeme que lo entiendo amado mío, a fin de cuentas, las personas se cansan de mí con facilidad, no sé cómo me has aguantado por casi 17 años, una carga, eso es lo que siempre he sido, aunque me hiciste creer lo contrario... Pero ahora tu indiferencia y frialdad me dicen otra cosa.
Afuera llueve como si el mundo se fuera a acabar, el invierno apenas empieza, solo espero que dónde sea que estés logres mantenerte a salvo, no quiero verte enfermo mi querido Kookie.
¿Recuerdas la vez que bailamos bajo la lluvia en aquella playa de Busan? Fue uno de los momentos más hermosos en mi vida...
Ese día tuvimos una cita, una más de las muchas que habíamos tenido, empezamos a juguetear como los jóvenes revoltosos que éramos y de pronto el cielo oscureció y la lluvia fría nos terminó empapando por ser un par de locos que en vez de buscar refugio prefirieron quedarse bailando sin ritmo y sin melodía alguna a la intemperie, reímos a más no poder, hasta que el clima estaba empezando a pasarnos la cuenta y ambos temblábamos como gelatina. Encontramos una cueva y la hicimos nuestro refugio temporal, sugeriste que nos quitáramos la ropa para no resfriarnos y terminamos haciendo cucharita acostados en la arena en solamente ropa interior, ambos estábamos sonrojados a más no poder por el rápido cambio de temperatura, el frío se fue y el calor se apoderó de nosotros.
Esa noche nos entregamos de forma carnal el uno al otro por primera vez y nuestras almas también se mostraron desnudas ante la luz de luna, el calor de ambas pieles rozándose avivaron la llama de nuestros corazones haciéndolos golpetear con fuerza, cada caricia, cada beso y cada toque logró estremecer todos los nervios de nuestro sistema generando una corriente eléctrica de sensaciones y emociones. El erotismo, la lujuria y el amor más puro encontrándose en un solo acto... Nuestros cuerpos siendo uno solo. Nos movíamos al compás de las olas rompiendo en la orilla, la suave brisa mezclándose con las gotas de sudor hacían brillar de forma etérea la desnudez de tu cuerpo sobre el mío, vaya espectáculo el que disfrutaron las estrellas.
