𝑒𝒹𝓊𝓁𝒸𝑜𝓇𝒶𝓃𝓉𝑒 დ 𝓀𝑜𝑜𝓀𝓂𝒾𝓃

𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 8

Jimin nunca volverá a hacer otro pastel de bodas .

Para ser justos, es su culpa. Es completamente, absolutamente, cien por ciento su culpa que todavía esté sentado en la panadería oscura y vacía a las nueve de la noche glaseando y enfriando discos de gran tamaño del estúpido pastel de vainilla cuando podría estar en casa emborrachándose, sin embargo aquí está. No tiene idea de cómo se las arregló para dirigir un negocio exitoso hasta ahora, pero aquí está. Para empezar, no tiene idea de por qué fue a la escuela culinaria y se dedicó a esta estúpida profesión, pero aquí está.

Él diría que con la cantidad de tragos de expreso que ha consumido durante las últimas tres horas, su sangre se compone de al menos un setenta por ciento de cafeína, manifestándose en una pierna temblorosa que parece que no puede calmarse por mucho que lo intente.

"Está bien, Jimin, puedes superar esto", le dice al trozo de pastel en su mesa de trabajo, agitando amenazadoramente una espátula desplazada hacia él. "Puedes quedarte despierto. Puedes congelar este pastel. Puedes construir esos niveles . Has estado entrenando toda tu vida para este momento ".

Momentos después, descubre que la espátula es en realidad perfecta para usar como un micrófono falso mientras gira alrededor de la cocina con Lover de Taylor Swift (la versión de Shawn Mendes) a todo volumen a través de los parlantes, gritando su corazón en el coro mientras el bizcocho cubierto de migajas está abandonado sobre la mesa.

Su actuación es enormemente exitosa, justo cuando termina de inclinarse ante sus fanáticos (los pasteles en las vitrinas frente a la tienda) levanta la cabeza de golpe solo para encontrarse a los ojos con una figura de pie frente a las puertas de vidrio teñidas de rosa en el frente de la tienda.

Su primer instinto es una ola de miedo fundido que recorre todo su cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies, porque, oh Dios, por supuesto, la única noche que se queda hasta tarde es la noche en la que literalmente van a robar su tienda , y por supuesto tuvo que elegir una puerta de vidrio de todas las cosas que ahora se está dando cuenta de que no es segura en absoluto y el ladrón puede literalmente simplemente golpearla y entrar, y ...

"Jimin-ssi", llama una voz familiar, inclinándose hacia el cristal y mirar a través de él. "¿Me permites entrar?".

Jeongguk .

Se pone de pie, estupefacto, evaluando la situación durante varios momentos. Jeongguk acababa de presenciarlo no solo cantando una canción de Taylor Swift para una audiencia de cupcakes durante al menos los últimos cinco (quince) minutos; por supuesto, fue después de que estaba tan orgulloso de sí mismo por no entrar en pánico y actuar con normalidad una vez. Por supuesto.

Piensa en la parte donde cantó como Taylor Swift y luego las partes de Shawn Mendes en una voz más alta y luego más baja. De repente siente la necesidad de desaparecer.

Decide que preferiría al ladrón. Al menos incluso si el ladrón se llevó todo su dinero y pastelitos, aún mantendría la última pizca de su dignidad.

"Jimin-ssi", repite Jeongguk, prácticamente un gemido. "Hace frío aquí".

"Dios maldita sea", murmura Jimin para sí mismo, ya cruzando la habitación. "Si dejara de ser lindo durante cinco segundos, tal vez podría concentrarme por una vez en mi vida. Eso es todo lo que pido ".

"¿Sabes que puedo escucharte? Las ventanas están abiertas ", responde Jeongguk.

Jimin abre la puerta, cruzando inmediatamente los brazos sobre el pecho. "¿Vives para atormentarme? ¿Es asi?".

Jeongguk tiene la sonrisa más grande y brillante en su rostro que Jimin jamás haya visto. De hecho, se encuentra reprimiendo su propia sonrisa por lo contagiosa que es, la forma en que sus labios se curvan tanto en las comisuras es casi como una caricatura, los ojos brillando bajo las luces tenues de la panadería. Lover todavía toca suavemente desde la cocina, como una repetición del improvisado concierto de Jimin.

Jeongguk da un paso adelante, lo suficientemente cerca como para que no se toquen, pero Jimin todavía puede sentir el calor del cuerpo de Jeongguk contra su piel, lo suficientemente cerca como para que el olor a cuero y chocolate negro inunde sus sentidos y haga que su corazón lata un poco más rápido.

"¿Puedo besarte?" Jeongguk susurra.

Los labios de Jimin se abren alrededor de un silencioso oh .

"¿Quieres besarme?" Jimin parpadea. "¿Incluso después de todas las veces que me avergoncé? ¿Incluso después de que te escupí café y me escapé en lugar de ayudarte a limpiarlo?".

"Incluso después de todas las veces que te pillé mirándome a través de las hogazas de pan mientras yo almorzaba".

"Joder", Jimin respira. "No sabía que me habías notado haciendo eso".

Jeongguk se ríe, dando un paso más hacia adelante hasta que sus muslos se presionan contra los de Jimin, levantando una mano gentil para ahuecar la mandíbula de Jimin, las yemas de sus dedos sobre su pómulo. Jimin inclina la cabeza hacia arriba para dejarlo, ninguno de los dos rompe el contacto visual.

"Todas esas cosas honestamente me dan ganas de besarte más", dice Jeongguk, inclinándose.

Jeongguk sabe a chocolate amargo y sal marina; el aliento que rueda por los labios de Jimin cuando respira en el beso, como alivio y mareo, se siente como la brisa primaveral que entra por las ventanas. Mientras Jeongguk mueve sus labios contra él, suaves, hidratados por el fantasma del bálsamo labial que probablemente se había aplicado ese mismo día, Jimin recuerda lo que pensó antes sobre la primavera trayendo el cambio.

Se pone de puntillas para rodear el cuello de Jeongguk con los brazos, temblando cuando unas manos cálidas encuentran su cintura. El beso es suave, lento, la apenas burla de la lengua contra los labios y las sonrisas entre la inclinación de sus cabezas, ambos alejándose antes de que cualquiera de ellos esté listo.

"Tengo una confesión que hacer", dice Jeongguk, empujando su nariz contra el costado de la de Jimin.

"Pensé que acababas de hacer una".

"Otra." Jeongguk se inclina para besar el labio inferior de Jimin. "No venía aquí todos los días por las mocas de caramelo".

"¿Oh si? ¿A qué venías aquí, Jeongguk-ssi?".

Jeongguk hace una pausa, contemplando por un segundo. "Los muffins de arándanos".

Jimin resopla, golpeándolo levemente en el costado del brazo. "Cállate."

Jeongguk se ríe, deslizando sus manos hacia la espalda baja de Jimin y jugando con el lazo que cuelga de la cuerda de su delantal. "Está bien, y tal vez el lindo panadero detrás del mostrador. Pero también los muffins de arándanos, debes prepararlos con más frecuencia. Son mis favoritos ".

"Lo sé", dice Jimin con una risita, poniéndose de puntillas para juntar los labios de nuevo.

Terminar el pastel de bodas con Jeongguk hace las cosas más fáciles y más difíciles al mismo tiempo: él es un buen ayudante, cubriendo diligentemente las capas y luego envolviéndolas con plástico en una pequeña pila ordenada en la entrada para prepararse para que Jimin ensamble el pastel. Y, bueno, si se toman unos descansos para besarse contra la puerta de la nevera, Jimin simplemente lo considera un impulso de moral muy necesario.